HELIO-3

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Carmen hacia su ronda nocturna de internauta cuando se encontró con la última noticia apocalíptica, al parecer, algunos estudiosos de la biblia habían llegado a resolver el gran enigma de la segunda venida de Cristo, y éste se produciría en un mes.

−¡Manuel! ¡Es en serio! ¡Nuestro señor volverá dentro de poco! −le dijo a su esposo casi gritando, sin preocuparse por despertar a los dos pequeños.

−Con ese cuento nos tienen desde… ya ni se puede contar eso… mejor acuéstese.

Manuel trabajaba en el mantenimiento de los robots encargados de medir la cantidad de helio-3 que llegaba a la Tierra a través de uno de los colosales helioductos que se comunicaban con la Luna para extraer el codiciado gas. Trabajar allí era el mejor logro a nivel económico de Manuel, pero él anhelaba escribir historias de terror.

Hoy fue un día muy especial, se dio mañas para terminar su novela: «El terror en la luna». Llevaba cinco años en su trabajo y no entendía cuál era su verdadera función allí, la inteligencia artificial nunca fallaba en sus mediciones. «“Por un día que no revise esta joda, no va a pasar nada”, pensó con certeza».

−¡Cómo quieras! −contestó su mujer− ¡Yo rezaré por todos!

−Cómo quieras. El verdadero apocalípsis nos llega a todos… pero sólo cuando nos morimos. Esa es la noche eterna −le contestó Manuel a Carmen en tono sarcástico.

En ese mismo instante los niveles de Helio-3 se desbordaron y la tierra explotó.

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