Hoy empezó, continuó y terminará —muy seguramente— como uno de esos días en los que la gente dice: Es uno de esos días — y todos entendemos. No sabría cómo definir "uno de esos días" pero muy seguramente si digo esa frase varios me entenderían. Aún así, como Robert alguna vez me dijo: — Somos literarios, escritores, nos encargamos de poner en palabras esas cosas que la gente solo suele balbucear. Después de pensar en Robert un buen rato, me di cuenta de que yo balbuceo cómo me siento cuando trato de describir cómo me siento. ¡Qué estima la que ese personaje me tenía! ¡Yo no puedo ser literario!
Aún así quiero hacer el intento de describir ese estado de "uno de esos días".
Son días sin forma definida ni a definir, podrían reducirse a una bolita de plastilina que se moldea pero nunca teniendo una forma definida, adopta la del momento y ya. Son solitarios y ensimismados pero por dentro deseas ser rescatado... y aún así, niegas las señales de rescate que el exterior te ofrece —que a ningún amigo se le ocurra pasar por
tu casa, el orgullo te tragará primero antes de salir de esa atmósfera pesada—.
El aire es más pesado. Se nota en lo caído de tus párpados que no resisten el peso, nada del alcohol de la noche anterior, solo la atmósfera. Un aliento ácido y deshidratado que no importa cuántas veces te cepilles o tomes agua la pesadez del día gana.
Las conexiones neuronales probablemente andan muy lentas y mientras el sentido reacciona el poder es tomado por los monstruos amargados que se irritan por cualquier detalle así sea ínfimo. Estos monstruos son perjudiciales porque ponen al organismo a resoplar mucho y recordemos que el aire está pesado. Estas inconscientes criaturas ponen a trabajar demás a todo el complejo del diafragma y tórax. Sin recuperar energías porque también debemos recordar el aliento ácido que nos hace pensar en cualquier comida como algo repugnante. En cuanto tus conexiones neuronales recobren el sentido, te recomiendo cerrar todas las puertas y aislarte por un rato, así evitamos el resople desmedido y exagerado de los monstruos antes mencionados.

Contrarrestar estos síntomas de "uno de esos días" es para mí aún inexplicable, no sé si Robert ya sepa qué hacer, llevo tres años sin saber de él. Por ahora solo trato de dormir y encontrarme con el arte sensible para apaciguar a los monstruos que se amargan. Esperar al día siguiente.