Mujer odiosa...o diosa?

in #spanish6 years ago

Hola amigos smeetianos. los dioses existen, también los monstruos...sólo hay que mirar lo suficiente.
hqdefault.jpg

Medusa.

Las vecinas de la cuadra vienen de vez en cuando a preguntar cosas. Saben que fui profesor de universidad y creen que sé mucho de todo. Me vinieron a preguntar que qué era Gorgona. Como por acá casi nunca hay luz y si hay luz no llega el internet, y como ya esa sabia costumbre de comprar enciclopedias es un absurdo costoso, prefieren venir a molestar mi reclusión.
Yo siempre las atiendo porque es una mierda tener de enemigos a tus propios vecinos. No sabe uno si le pueden joder o malograr la gata, o cualquier cosa. Nunca preguntan que cuánto es y me dicen que saben que los sabios no recibimos pagos…qué bolas.
No me acordaba más que de dos Gorgonas aunque sabía que eran tres. Esteno, dije, y Medusa. Y claro, quién que no sea menor de cincuenta años no tuvo que estudiar mitología griega. Yo en lo particular me lo pasaba muy bien en clases de mitología. Hasta me compraba una serie de revistas quincenales de mitología editadas por la Salvat que eran fantásticas y con pics a todo color. Además con cuentos fabulosos. Me recuerdo imaginando a Perseo luchando contra la Medusa, cortarle la cabeza con cabellos de culebras vivas, para convertir en piedra a uno de los Crackens.
No se le podía mirar a los ojos a la Medusa, les dije, porque te convertía en piedra. Sus cabellos eran hebras de serpientes vivas, muy venenosas.
Igualita a Jazmín, dijo una de las vivaces carajitas, jajaja. Todas le celebraban la gracia y volvían a mirarme con rigor.
Esteno tenía serpientes en lugar de los pelos del sobaco, dije.
Ay profe, se dice axilas, dijo una de las chicas escandalizada.
Profe las serpientes del sobaco estaban pegadas, o sea eran parte del cuerpo como los pelos, o si uno se las jalaba salían enteras, dijo otra con cara reflexiva.
Si se afeitaba las axilas se morían las culebras?, preguntó una tercera.
Jazmín se las afeita, volvió a decir la primera, jajaja.
Eran hijas de monstruos marinos, dije. El padre era Tifón, creo. Es lo que recuerdo, terminé.
Por casualidad no tendrá unas fotos de Medusa, para pegarlas en el trabajo?
Yo tengo unas de Jazmín en el celular, jajaja, dijo otra vez la más risueña. Y me las mostró.
En realidad había algo extraño en la cara de la tal Jazmín. La cabellera trenzada y brillante, escamosa. Los ojos no se le veían porque tenía gafas oscuras. No sonreía.
Y por qué no vino Jazmín, pregunté.
No le gusta estar con nosotras, dijeron. Siempre está sola. A ella le mandaron la tarea de matemáticas y a nosotras de historia. Es probable que venga ahora que nos vayamos, profe. Parece que esa tarea no es fácil.
Se fue la luz y prendí una vela. Las chicas se despidieron. Y me acosté a pensar en la tal Jazmín. Por qué los lentes oscuros, sería que era una descendiente de alguna de las Gorgonas, jajaja. Yo también tengo mis momentos de humor macabro. De verdad esa cabellera podía esconder un nido de hespérides enredadas.
Y sonó el toque de puertas. Me asomé por el ojo mágico y la vi al reflejo de la luna. Era Jazmín, no cabía duda. Traía una carpeta abrazada y sus lentes negros.
Abrí la puerta.
Perdone que lo moleste profesor, dijo. No tengo a quien recurrir y el trabajo es para mañana, dijo.
Se trata del algoritmo de la extracción de la raíz cuadrada, dijo, y abrió la carpeta.
Carajo, yo había leído la historia de ese algoritmo hacía unos mil años en uno de los libros de Baldor, pero no lo recordaba.
Pase, le dije, y tomamos asiento a la luz de la vela. Mientras pensaba en cómo salir del papelón miraba sus trenzas aplastadas brillantes escamosas, serpientes en reposo.
Puedo hacer un algoritmo en base al cálculo diferencial, dije, muy aproximado.
Perfecto, dijo, cualquier algoritmo me viene bien.
Empecé a escribir, la derivada de la raíz cuadrada es uno sobre dos veces la raíz cuadrada. Necesitamos una equis sub cero de apoyo conocido, dije. Acotaremos el error a una n grande para que la cuenta sea buena, dije.
Por qué no se quita los anteojos, pregunté. Está oscuro y con esos lentes no debe de ver nada. Vamos quítese las gafas, insistí.
Se puede arrepentir profesor, dijo.
Me volvió a la mente que podía ser una Gorgonita, pero insistí de nuevo. Y suéltese el cabello, dije.
A mamá no le gusta que me quite la cinta, porque me veo desordenada, dijo.
Cómo se llama su mamá, pregunté.
Euríale, dijo.
Esa era la otra Gorgona, la que no recordaba, pensé.
Como la Gorgona? Pregunté.
Sí profesor, como la Gorgona, dijo muy seria.
Se sacó las gafas y miró la luz de la vela. Se desató el moño y un resorte de cabellos negros cobraron vida gritando “libertad”.
Son culebras? Pregunté señalando sus cabellos ensortijados.
Me miró directamente a los ojos, eran negros y húmedos, como una noche oscura y lluviosa.
Piedra piedra, pensé.
Me volveré de piedra? Pregunté.
Por primera vez sonrió.
No profesor, esas cosas ya no pasan. Ni con mi mamá siquiera, que es de mirada dura.
Se despidió metiendo las notas en su carpeta y me dio un beso en la mejilla. Muchas gracias profesor.
Me quedé mirándola mientras subía la calle Los Moriches cuesta arriba. Sus cabellos libertarios parecían mecerse con la brisa.
Fin.

Coin Marketplace

STEEM 0.17
TRX 0.15
JST 0.029
BTC 61829.34
ETH 2395.18
USDT 1.00
SBD 2.63