MI PRIMERA SINOPSIS - VERSIÓN II
“Dentro de tres días un meteorito chocará contra la Tierra”, eso es lo que dijeron las noticias, “todos moriremos”. Muchos se dieron cuenta en un tiempo récord que las morales que estaban siguiendo y las leyes que obedecían ya no tenían sentido en un mundo a un paso de la extinción. Nadie les iba a juzgar por ello así que empezaron a cumplir sus deseos más oscuros, liberando su rencor, su frustración, su furia asesina destrozando tiendas, asaltando casas, pasando por encima de quien fuera necesario. Los pocos que tuvieron la suerte de ser educados, decidieron suicidarse en su gran mayoría o refugiarse en casa hasta que pasara lo inevitable. Ya no había policía ni ejército que hiciera nada por la ciudadanía, nadie quería controlar eso. Como ya he dicho, todo eso dejó de importar.
La única pega a todo aquello es... que no importa que hayan pasado tres o mil días, ese meteorito no ha caído y nunca caerá. Lo único que ha dejado en este planeta han sido pequeños asteroides que a penas ocupan la palma mano. Esparcidos por el mundo, sin hacer a penas daños. Si, parece que lo peor de todo ha sido la gente, ¡qué novedad!
En fin, no me voy a andar con tonterías, fueron unos días duros para todos: A mí me tocó descubrir de repente que a mi mujer y a mis hijos les importaba una mierda. Oh sí, yo soy de los que decidieron quedarse en casa. Con todo lo que estaba sucediendo de golpe, no tenía fuerzas en el cuerpo para siquiera quejarme. Me esperé en mi habitación. Cuando el meteorito pasó de largo, también noté algo raro, me enfurecí como loco y cuando la gente estaba contemplando lo que ocurría, me dediqué a lo que muchos habían estado haciendo: Asaltar gente. En aquel momento no estaba seguro de que nada fuera a volver a la normalidad así que me dejé llevar más que nunca.
O bueno... eso fue hasta que una pequeña Mejicana de 19 años tuviera los ovarios de pararme los pies. En aquel momento no estaba muy receptivo y me avergüenza admitir esto, pero consiguió meterme en un coche de policía abandonado y lo condujo ella misma hasta la comisaría. No sé a quien pretendía entregarme, pero parece que la jugada no le salió del todo mal. Algunos agentes seguían por allí, pero estaban demasiado ocupados intentando empezar a poner orden a la ciudad y comunicándose con otras comisarías. Lo único que les importó fue llevarse el coche así que yo quedé libre y gracias a dios ya me había calmado y decidí ir a casa a replanteármelo todo.
Me encontré a aquella niña, dubitativa caminando a un lado y otro de la acera de en frente de mi casa. Cerré la persiana para no tener que verla y tomarme un té, pero en unos minutos tocó al timbre. Se llamaba Silvia y me contó el cuento de haberse quedado sin padres y sin lugar a donde ir, me recordaba al típico vagabundo que te da la chapa. Por lo menos esta no parecía haberse memorizado el puto discurso como un robot.
Le insistí profundamente en que pidiera subvenciones al estado o que buscara techo en otro lado pero tras una larga discusión decidí que le dejaría quedarse. Eso me ayudó a no sentirme tan solo la semana en que pudimos estar “tranquilos” con todo el tema del mundo yéndose a la basura, la sociedad incluso llegó a reponerse en algunos aspectos. Se formaron grupos de ayuda, se volvía a ver al transporte público circulando...
Pero de nuevo y esta vez sin explicación aparente, la gente empezó a volverse loca. De un modo completamente distinto. Muchos suicidios también, sí, pero esta vez había gente que simplemente no podía controlarse. Cada uno perdiendo la cabeza a su manera, algunos no paraban de reírse, viéndole la gracia a absolutamente todo. Otros se veían afectados por parafilias que nunca deberían verse en público. Otros como yo se enfurecían sin control. Las escalas iban de un toque severo a la personalidad a ni siquiera ser consciente de lo que se hace, perdiendo hasta el habla.
Silvia y yo tuvimos que apoyarnos mutuamente para no descontrolarnos. A veces incluso estando al borde de sucesos realmente graves. Sobre todo cuando apareció un ex-amigo suyo, “Joy” que para mejorarlo todo era parte de una banda de saqueadores, poco después llegó a ser su líder y no paraba de perseguirnos... bueno de perseguirla a ella.
Un hombre realmente sereno nos dio cobijo para escondernos de Joy y alimentos. También nos contó una teoría suya sobre lo que estaba ocurriendo. Nos habló sobre los efectos de los pequeños asteroides, esos asteroides extraños, según decía, tenían la habilidad de exacerbar los sentimientos más presentes en cada persona. No es que tuviera mucho sentido que un meteorito pudiera causar eso, pero era lo mejor que teníamos.
Al final, Joy acabó perdiendo la cabeza, abandonando la banda criminal, desesperado por volver a ser “amigo” de Silvia, pero de la forma en que lo pidió, no lo pudimos permitir y acabamos con él. Después de todo aquello, ambos juramos que encontraríamos y destruiríamos todos los fragmentos del meteorito, que acabaríamos con eso de una vez por todas.
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Esta vez para el entretenimiento de todos he decidido hacer la sinopsis directamente desde el punto de vista de uno de los protagonistas. He pensado que como no me saltaba nada importante de esta forma, podía hacerlo sin problemas.
Espero que os haya gustado :) nos vemos la próxima probablemente con la segunda parte de "Por Nuestra Sangre" (Probablemente) ~ SAW