La semana pasada mi hija estuvo enferma con gripe y fiebre, cuando se tiene una virosis no son necesarios los antibióticos, pero llevaba cuatro días con fiebre. La lleve al médico y le encontró una infección en la garganta, había que recetar antibióticos. Al segundo día de tratamiento la fiebre cesó por completo, comenzó a comer y estaba más animada, sentí un alivio y pensé, los antibióticos son importantes en nuestra vida.

Es una gran ventaja que tenemos en la actualidad, los avances en medicina y farmacología no se detienen, somos afortunados de vivir en esta época. Antiguamente se trataban las enfermedades con extractos de plantas y algunos hongos. Era común que las personas murieran de tuberculosis, neumonía, cólera y otras enfermedades que hoy vemos que son tratadas fácilmente.

El uso de los antibióticos lleva poco tiempo, apenas principios del siglo XX, todo comenzó con el descubrimiento por error de la Penicilina; este suceso le dio un giro al tratamiento de las enfermedades infecciosas. En cirugía son el mejor complemento para evitar o controlar cualquier infección después de una operación.

Su uso es delicado, si los tomamos cuando tenemos enfermedades virales y no bacterianas, podemos crear lo que se llama “Resistencia bacteriana”, estos microorganismos se hacen más fuertes, haciendo difícil la recuperación.

Es importante respetar el tiempo de tratamiento, es común dejar de tomarlos cuando nos sentimos mejor y es un error, lo que no sabemos es que la bacteria puede estar allí y reiniciar la enfermedad, por eso es necesario culminarlo, como nos receta nuestro médico.

Debido a su uso indiscriminado, muchos antibióticos han perdido su eficacia, por eso en la actualidad muchos científicos trabajan en el estudio de nuevas cepas que evolucionaron por la resistencia bacteriana.

Si tienes alguna enfermedad no te automediques, consulta a un especialista, hay un antibiótico para cada enfermedad y no todos pueden ser efectivos.