Que se levante un bosque de manos
"La vida es un camino a largo plazo, en la que tú eres maestro y alumno; unas veces te toca enseñar, todos los días te toca aprender"
Cuántos de ustedes han escuchado alguna vez las frases: la vida no es justa, no existe una comida gratis, el dinero no compra la felicidad, sin dolor no se consigue nada, hablar es barato, la victoria la obtienen los perseverantes, el orgullo precede a la caída, nadie es una isla... Si las han escuchado o aun no, terminan siendo verdad....
Esas fueron las primeras palabras del Profesor Felipe Castro, Instructor del Curso de Recreación que logró culminar mi querida vecina Maria Elena Leal, en el mes de Febrero.
Maria Elena es mi gran amiga, y siempre ha tenido terror a envejecer, a verse fea, como ella lo dice, y hace un mes cumplió 50 años de edad, pero antes de pisar aquella nueva rayita que se tacha sola en el calendario, estaba a las puertas de una crisis psicológica.
Yo siempre he considerado que cada cumpleaños que termina en "0" representa una especie de encrucijada vital significativa, y arribar a cincuenta años de edad, señala el comienzo del último tercio de nuestra vida. Pero además, aunado al hecho de envejecer, Maria Elena es Profesora recién jubilada, y una madre que padece el síndrome del nido vacío, respondiendo intuitivamente a las señales emocionales que le indicaban que se vendría abajo a menos que encontrara la manera de llenar el vacío que han dejado sus hijos al marcharse.
Maria Elena, todavía abrumada por su vejez, se levantó una mañana muy temprano recordando las ocasiones en las que yo he llamado a los vecinos para solicitar su apoyo y donen insumos para los niños enfermos y decidió inscribirse en un Curso para Monitores en Recreación, para ir a llevar alegría siendo recreadora voluntaria, actuando vestida como payasa, en el Hospital de Niños JM de Los Ríos en Caracas, Venezuela, donde son tratados niños provenientes de diferentes regiones del país que padecen cáncer, leucemia y VIH, entre otras enfermedades.
Y mensualmente nos unimos entre varias manos y corazones bondadosos y se hace el esfuerzo para celebrarle el cumpleaños del mes a todos los niños allí hospitalizados.
Fue así como esa humilde y grandiosa elección, se convirtió en el mejor regalo que Maria Elena se hizo, antes de su cumpleaños 50, abriéndose para ella puertas distintas, y más dinámica de autorrealización. De hecho, Maria Elena se empapó en las gracias de la revelación, el consejo y el conocimiento como parte esencial de haber llegado a cincuenta años haciendo algo que sacuda su mundo, pudiendo huir del tiempo cuando está feliz, porque entonces el tiempo no importa.
Y es que generalmente las personas sienten temor con respecto al modo en que cambiará su vida, si realmente se permite entender al enemigo, sacudiendo las paredes del corazón para dejar espacio a todos aquellos por quienes nunca creíamos que sentiríamos amor y ganas de hacer algo. Marielena, de todos los miedos que influían en su yo, el miedo a verse más vieja, le impedía buscar una vida significativa y rica que la hiciera sentirse útil.
"Cuando ustedes decidan inscribirse en otro curso, taller o seminario de lo que sea, y por casualidad les pregunten ¿Quién acepta que su idea del éxito es la aventura y aprender sobre el mundo que se encuentra a su alrededor?, pues griten un sí gigante, y que se levante un bosque de manos entre todos los presentes, porque cuando un hombre ha dado todo lo que podía, lo ha dado todo, y en el proceso ha atendido las necesidades de su familia y su sociedad, ese hombre ha tenido éxito. Y el éxito es tener algo con lo que sentirse entusiasmado.
Hacer reír es una satisfacción y un triunfo en la vida que pocos hombres llegan a conocer.
Vayan y hagan reír al mundo"
Por eso es que, bajo mi más fiel creencia de vida está, si el alma te pide a gritos que le hagas un favor, el valor de una alegría es tener con quien repetirla.
Las imágenes que aparecen en este post fueron tomadas del espacio Facebook de mi amiga Maria Elena Leal https://www.facebook.com/mariaelena.leallara