UN BOLSILLO ROTO DEJÓ CAER UN TELÉFONO Y DESCUBRIÓ UNA VIDA SIMILAR A LA DE MUCHOS EN VENEZUELA

in #spanish6 years ago (edited)

Aquella noche iría a caminar las calles centricas de la ciudad, estar en un cómodo rincón y moverse al son de las melodías nocturnas bajo el resguardo de la oscuridad, el bullicio, y el encierro de un bar.

Caminó varias cuadras, y el teléfono sonó en el bolsillo izquierdo del jean negro que acompañaba su camisa manga larga azul con estampas blancas, zapato de cuero negro, y con aires de Perfumes Factory.

  • Ya en la pista, ¿y tú en que ondas estas amigui?
  • ¿Amigui?
  • Bueno pues, amigoooo.
  • Así hablamos mejor. Bueno, yo estoy viendo la luz de la iglesia San Antonio.
  • ¿Quiere decir que estas en la pista?.
  • No sé mija, pero ya estoy casi de rumba.

Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe, era su frase habitual en cada fin de semana, como también era habitual las llamadas, los cuadres, y las movimientos alocados en las discotecas, mientras los dj`s se esmeraban en mezclar cada tema como si se tratara de su última presentación. Lo que ocurre es que con cada mezcla se juegan su fama.

Pista, es el término utilizado en los bajos fondos, y es una palabra cada vez más aceptada por las nuevas generaciones por su uso común que significa estar en la calle en son de fiesta.

Wilfredo, no rompió este hábito hasta mediados del 2017. Aun cuando el dinero no le alcazaba para la comida, y otras exigencias de la vida, era de los que pensaba que era mejor estar bien vestido que con un pantalón roto, era de los que pensaba que es mejor estar muerto que bañado en sangre.

También frecuenta los locales chinos por el plato caliente, cuyo nombre en la cartilla es más raro y largo que su nombre completo, y prefiere llamarlo así, plato caliente. Este emite un olor apetitoso que estimula la secreción de la saliva de forma natural y obligada a la vez.

Mientras come la combinación de carne, pimentones, cebollas, repollo y zanahoria condimentada con grasas, suele ver con cierta vergüenza a otros comensales que prefieren el arroz chino con apenas algunas cositas adentro.

Prefiere el plato caliente, el plato más caro o uno de los más caros, más por gusto que por lujo y porque el bolsillo estiraba para pagarlo.

Vestía con ropas de marca y accesorios de igual costo y logos de etiqueta, el zapato debía ser de una famosa marca norteamericana, y si era de vestir, era el que promocionaba el animador venezolano Daniel Sarcos en su etapa de Súper Sábado Sensacional. Esta etapa quedó atrás cuando un cartón de huevo superaba en tres veces su salario mensual que fue desmejorando su condición, y los lujos también fueron eliminados. Y así pasaron los meses.

Ya sin el teléfono inteligente de última generación o de alta gama, ahora suele cargar un "perolito", es decir, un teléfono con funciones básicas; ese mismo perolito que colocó en su bolsillo y se filtró rozando su muslo, después la pierna, para finalmente caer sobre el concreto mientras saludaba a un amigo. Era la primera vez que su bolsillo estaba roto, y el trapo desgastado.

  • Al menos te pasó conmigo-, dijo su amigo con claro acento de cómplice.
  • Si chamo, menos mal.

Ese día el perolito hizo notar que el plato caliente estaba lejos, y las luces de las discotecas ya habían dejado de pintar su cuerpo. Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe, solo era repetido en sus redes sociales y en su mente, y la pista tampoco había sido un asiduo sitio para visitar.

Ese día también se dio cuenta que las llamadas insistentes, invitaciones, y las recorridas de cuadras, tampoco se habían repetido, y ya dependía estrictamente de las dádivas del Gobierno.

El combo del Clap llega de forma irregular, y su alimentación ahora depende de variar la lenteja en todas sus versiones para poder pasarla. Su hogar ya huele a lenteja.

Tiene dos hijos que ya van a la escuela, y ven que el uniforme escolar está incomprable, y aunque su esposa también es docente, el dinero es insuficiente.

¿Zapato de marca, ropas de etiqueta, perfumes y salida?, ahora es la lenteja en sopa, guisada, en crema, tortillas, o cualquier otra presentación lo que prioriza Carlos, sustituyendo las salidas en las noches para estirar la comida familiar.

Su familia se empeña con emprender y entre probar y probar, empezaron hacer empanadas con la harina del Clap, para venderlo en el mercado, y comprar harina bachaqueada, y terminaron haciendo bollitos con masa de yuca, un trabajo que dura cuatro horas, pero deja mayores ganancias.

Wilfredo, respira a diario la niebla de la mañana, camina y carga su silla desde las 4 de la madrugada, y reza porque en el camino no se cruce con delincuentes. Lo que antes parecía una diversión, es hoy el mayor riesgo que corre porque para poder vivir, debe madrugar.

Vuelve a casa antes del medio día, inicia una faena que terminará el otro día entre la compra de yuca, la cocción, el amasado y la confección final que implica envolverlo en papel aluminio.

Toda la familia se involucra, Mario y Yenny participan en el proceso y con una parte de su ganancia han aprendido a administrar lo que pueden comprar o no en el liceo.

Su viejo lema "primero muerto que bañado en sangre", ya no importa. Lo que sí importa es vivir con el pantalón roto, con un perolito que rueda en el bolsillo viejo, y respirando aires de lentejas. Así sobrevive hoy quien alguna vez frecuentaba los restaurantes.

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