El Bardo del Fin

Al escuchar las palabras Imaginación y método, Nöel llegó a una resolución rápida:
Se mantuvo en su posición actual, casi a 100 metros de su objetivo; cerró sus ojos e intentó concentrarse un poco en una estrategia y un arma efectiva. Luego de aproximadamente 2 minutos se reincorpora. Contando con ciertos conocimientos sobre lucha, armamento, estrategias de combate y sigilo (mucha de esa experiencia debida a tantos videojuegos, un porcentaje de dicha experiencia conocida y usada en la vida real).
-Una armadura ligera, dos hachas de mano y un escudo pequeño; debería ser suficiente. Cierto, necesito algo para atacar a distancia… ¡Lo tengo!-
En cuestión de segundos se materializó en su cuerpo cada objeto que su estrategia necesitaba, una ligera aunque resistente armadura de cuero, dos hachas de mano que curiosamente portaban un sello desconocido en el mango, un escudo pequeño y unas 10 bombas arrojadizas.
Determinado a eliminar esta criatura, Nöel corre directamente hacia ella tomando todo el impulso que sus piernas pueden darle (el cual apenas era suficiente para llegar rápidamente a una distancia segura), reservando todo lo que le reste de energía. La bestia ruge mientras da una zancada que lo acerca lo suficiente a Nöel como para lanzarlo por los aires con un manotazo, lanzándolo al menos unos 10 metros fuera de su rango.
Confundido y furioso por aquel golpe, Nöel se levanta; toma una de las bombas arrojadizas y la lanza a los pies de aquella monstruosidad, en un golpe de mucha suerte la bomba llega a sus pies. La explosión no logró matar a la bestia, pero pudo atontarla lo suficiente como para darle tiempo a Nöel para recuperar el equilibrio y abalanzarse contra aquello.
Envuelto en ira y miedo, el chico corre hacia su contrincante a una velocidad un poco mayor a la de un maratonista profesional; el monstruo al observar todo esto y ver lo cerca que estaban el uno del otro, lanza un golpe con el cual debería noquear al chico. Nöel toma su pequeño escudo con ambos brazos, salta encima del puño de aquella cosa hasta llegar a su hombro, golpea dos veces lo que debería ser la clavícula de esta masa obscena hasta que el escudo queda allí incrustado.
Toma sus dos hachas, con la primera logra abrir una herida considerable en la nuca del monstruo y por el dolor, éste lanza un aullido desgarrador; se levanta en un último respiro y hace que Nöel caiga al suelo.
Con un escudo incrustado a su hombro, y su nuca abierta en toda la región izquierda aproximándose peligrosamente al hombro destrozado; lanza un último rugido para terminar con el chico. Ya un poco cerca se arranca el escudo y lo lanza al lado de Nöel, entonces este rápidamente lo toma mientras lanza otra de sus bombas a la boca de aquella criatura. Por suerte y muchos reflejos gracias a la adrenalina, el chico logra su primera victoria.
Polvoriento, con el escudo hecho trizas, su mano un poco lacerada por el calor de la explosión, el chico intenta levantarse; pero el cansancio de aquella corta pero difícil batalla dejó sus piernas un poco debilitadas, por lo cual levantarse era su peor opción.