Las mandalas son un símbolo espiritual que representan al hombre y el universo conviviendo en un mismo plano. Están compuestas por distintas formas concéntricas con símbolos espirituales en su interior. Su significado varía según los colores y figuras empleadas.

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Para los budistas su importancia se centra en el proceso de elaboración, ya que representa el camino del hombre hacia la divinidad, y la estrecha relación que existe entre ambos.

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Ellos elaboran sus mandalas utilizando arena de colores, que en realidad se trata de piedras molidas. Este ritual tiene como nombre "dul-tson-kyil-Khor"

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Antiguamente para obtener las distintas tonalidades se utilizaban piedras semi-preciosas pero luego fue sustituido por polvo de mármol blanco teñido de colores y en ocasiones, arena blanca de playa.

Dul-tson-kyil-Khor

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La base donde se hacen las mandalas está hecha de madera. Previo a su elaboración, se realiza una ceremonia de apertura, donde los budistas consagran el lugar cantando mantras acompañados de la música de tambores, platillos y flautas, pidiendo la presencia a dioses y seres iluminados para que actúen como testigos de su trabajo.

Al finalizar la ceremonia, es momento de poner manos a la obra. Se comienza midiendo y dibujando todos los contornos de la mandala con ayuda de una tiza blanca.

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Los diseños a elaborar están basados fielmente en las escrituras budistas y son aprendidos de memoria, por lo que no hay oportunidad para improvisar o equivocarse.