DESEOS PROHIBIDOS

La miraba como si en ese beso se le fuera la vida. Esos labios prohibidos, que anhelaba llegar a probar. Ese deseo lacerante que hace arder la piel cuando dos cuerpos chocan en el frenesí de un placer carnal. En el goce perpetuo del sexo, de las hormonas en ebullición y de la química de los fluidos compartidos.

Ella cabalgaba con rapidez sobre el sexo de Iván. Él se sentía, como el Dios Ares, en aquel instante.

La sangre llenaba hasta casi estallar cada uno de los cuerpos cavernosos de su pene. El día había llegado, estaban juntos en su propio cuarto. Estaban haciendo el amor, mejor dicho estaba cogiendo con ella, su Diosa, su afrodita deseada.

La sensación desquiciante y a la vez deliciosa de sentirse en las profundidades de Luciana, no tenía comparación con ninguna otra. Miraba sus tetas. Las veía cómo subían y bajaban al ritmo del vaivén del “mete y saca” que Luciana estaba provocando.

No se la estaba cogiendo él a ella, sino viceversa, literalmente era ella la que llevaba el dominio. Definitivamente era una reina en la cama y una maestra en las artes carnales y amatorias.

Iván despierta, despierta-decía su hermana.

Todo había sido un sueño. Un sueño húmedo. Tan húmedo que Iván pudo notar que su bóxer estaba mojado, era semen, había acabado, y todo por ese sueño.

Luciana voy por ti-se dijo mentalmente.

*Original de mi autoría.*

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Gracias por leerme, espero sus comentarios stemians.