Palabras Dichas y Sentidas VI
La otra noche descubrí qué de magia hay dentro de ti; era eso, sí; lo sabía qué tenías y que quería arrancarte, y créeme que fue sublime el momento en que ocurrió y cómo ocurrió: fue sublime descubrir de ti tu otra tú, verte desnuda de alma, de palabras, de hechos y actos y es ahí donde uno descubre con humildad y sinceridad que gastamos media vida, o más, engañándonos e incluso queriendo evitar conocernos a nosotros mismos, he ahí cómo descubrimos que no son los años los que se van sino que somos nosotros los que nos vamos quedando atrás.
Deberías acercarte más a los silencios de tu alma y de tu interior, y entre éstos buscar ese tu gran Silencio para hablarle más íntimamente a él, al Silencio; para que te escuche, te hagas escuchar y sepas hablarte a ti misma. La otra noche en ese momento de tu borrachera íntima descubrí qué sabe de ti tu propio Silencio; ése con el que apenas duermes, con el que apenas hablas y menos aún escuchas. La otra noche te conocí un poco más, te sentí más dentro de mi propio Silencio que fue el que te descubrió. ¿No podría estar aquí – en este hecho concreto – aquello que al principio de nuestro encuentro decíamos de nosotros mismos que no sabíamos qué era lo que no encontrábamos, lo que no hallábamos de nosotros mutuamente?