✈El día que me fui de la tierra prometida – Pensamientos II 😞

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Deje esta tierra regada con sangre hace décadas en busca de un pequeño rincón donde hubiera tranquilidad. Desde mis antepasadas la violencia ha sido nuestro legado y cada vez que creemos que las cosas pueden ser mejores algo ocurre, siempre vienen a interrumpir los mismos viejos vicios, las mismas malas costumbres que están tatuadas en los huesos, que ahora se ven cuando se monta en un caballo que habrá de volar en mil pedazos.

Quien tenía la razón o la verdad cuando se empezaron a contar las 50 millones de versiones sobre lo que era lo mismo, pero nadie era capaz de ver. Es la muerte a la única que no se le puede discutir y ella trabaja para unos pocos en esa tierra nefasta pero querida. Desquiciada pero amada.

Los malestares del alma se incuban con el pasado, se forjan en fraguas de historias monstruosas, coléricas de los desterrados. Un poder negro de manos inmensas como invisibles nos acarician desde el momento en el que nacimos y nos convierten en una bestia que solo sigue órdenes y que está condenada a nunca encontrar descanso.

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Todos queríamos lo mismo pero nunca pudimos comprometernos con lo que nunca habíamos conocido. Solo unos pocos tienen la bendición de aguantar lo inaguantable, de seguirle el juego al tiempo y esperar que las décadas sigan pasando y las progenies del apocalipsis mueran tras las hojas de la historia.

Qué difícil es seguir esperando por lo que nunca se ha conocido. Es penoso ver solo como los inocentes seguimos alimentando el estómago de Moloch. Hemos desperdiciado tanta vida a su lado que no sabemos quiénes somos y quién es él.

No hay vida en una tierra que se riega con sangre, solo criaturas que nunca habrán de ver la luz, sin descanso, sin amor.

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