Saludo

Queridos hermanos y amigos de la comunidad:

Reciban mi saludo, y les deseo de todo corazón, que nuestro Padre Dios y el Señor Jesucristo les den mucho amor y paz.

Introducción

Hay leyes espirituales que gobiernan nuestra relación con Dios. Someternos a estas leyes hace posible que Jesucristo sea el Señor de nuestras vidas. Cuando esto sucede, Él reemplaza nuestros limitados recursos con su fuerza sobrenatural para vivir. En tal sentido, les presento un Estudio Bíblico que nos habla de estas cuatro leyes espirituales que gobiernan nuestras relaciones con Dios.

PRIMERA LEY

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Dios te ama y tiene un maravilloso plan para tu vida.

EL AMOR DE DIOS:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, más tenga vida eterna" (Jn 3:16).

EL PLAN DE DIOS:

"Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia" (Jn 10:10).

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Pero, como ya hemos visto, no basta simplemente con saber que Dios te ama y tiene un maravilloso plan para tu vida. Hay obstáculos que nos impiden recibir el amor divino, y eso nos lleva a la siguiente ley.

SEGUNDA LEY

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El hombre es pecador y está separado de Dios. Debido a esto, no puede conocer ni experimentar el amor y plan de Dios para su vida.

EL HOMBRE ES PECADOR:

"Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

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El hombre fue creado para tener relación perfecta con Dios. El mismo tipo de amistad que tuvieron Adán y Eva con Dios en el Jardín del Edén, antes que el pecado apareciera en el mundo, así Dios quiere que tengamos amistad con El. Allí, en el Edén, estos dos amigos del Ser Supremo , caminaron con El en lo fresco de la tarde, hablaron con su Creador como un hijo y una hija hablan con su padre.

Pero luego, Adán y Eva decidieron seguir su propio camino, rompieron su relación con Dios. Desde entonces, el hombre ha elegido seguir su camino independiente. A veces esta voluntad egoísta se expresa como una rebeldía activa contra Dios; otras como indiferencia pasiva hacia El. Como quiera que se manifieste, esta rebeldía es lo que la Biblia llama pecado.

EL HOMBRE ESTA SEPARADO DE DIOS:

"Porque la paga del pecado es la muerte" (Separación espiritual de Dios) Romanos 6:23.

Dios es Santo y el hombre pecador. Un gran abismo separa a los dos. Aunque el hombre intenta continuamente alcanzar a Dios y la vida abundante por medio de su propio esfuerzo; por ejemplo, viviendo una vida buena, estudiando filosofía e incluso practicando la religión, sigue completamente separado de Dios. La tercera ley dará una orientación del mejor camino para que el hombre se acerque a Dios.

TERCERA LEY

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Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecado del hombre. Indudablemente, amigo lector, que es sólo a través de Jesucristo, que podemos conocer y expirimentar el amor de Dios y Su plan maravilloso para nuestras vidas.

MURIO POR NOSOTROS:

"Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).

RESUCITO DE ENTRE LOS MUERTOS:

"Cristo murió por nuestros pecados.....fue sepultado....resucitó al tercer día, según las Escrituras.....se apareció a Pedro y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos de una vez..." (1 Corintios 15:3-6).

ES EL UNICO CAMINO HACIA DIOS:

"Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí" (Jn 14 :6).

De esta Tercera Ley entendemos, que Dios ha cruzado el abismo que nos separa de El, enviando a su Hijo, Jesucristo, a morir por nosotros en la cruz, a pagar por nuestros pecados. Sin embargo, no basta con conocer estas tres leyes. También debemos conocer la cuarta ley.

CUARTA LEY

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Indispensable es recibir individualmente a Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Salvador. Es la única manera de que podamos conocer y experimentar el amor de Dios y su plan para nuestra vida.

TENEMOS QUE RECIBIR A CRISTO:

"Pero a todos los que lo recibieron, les dio derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre" (Juan 1: 12).

TENEMOS QUE RECIBIR A CRISTO MEDIANTE LA FE:

"Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es un don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2: 8-9).

CUANDO RECIBIMOS A CRISTO EXPERIMENTAMOS UN NUEVO NACIMIENTO:

"Jesús le respondió: En verdad, en verdad te digo: El que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios" (Juan 3: 3).

RECIBIMOS A CRISTO POR INVITACIÓN PERSONAL:

"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Apocalipsis 3: 20).

Abrir vuestros corazones a Cristo, implica recibirle y volvernos hacia El. Para hacerlo, es preciso dar la espalda al pecado. No podemos hacerlo por nuestra propia fuerza, sino que debemos estar dispuestos a renunciar al pecado y entregar a El todos los derechos sobre nuestra vida. Luego, en un acto de fe, invitamos a Jesucristo a que tome control de nuestra vida. Aunque difícil, en realidad es algo muy sencillo. Basta, por medio de un acto de tu voluntad, decir: "Quiero, Jesús, que te hagas cargo de mi vida".

Si lo dices de todo corazón, El lo hará.