Hola! Hola! Bonito inicio de semana para todos, tengamos siempre presente que en la vida todo llega, todo cambia y todo pasa.

Hoy estoy optimista, reconociendo que la vida es un sube y baja, que el mantenernos estáticos es un signo de que no estamos haciendo nada y como dice el dicho: “Si no haces nada, te ahogas” necesitamos estar en movimiento, dejar que todo fluya y seguir el camino, si es el correcto bien y si vamos por el camino que no es, en el primer cruce que encontremos, sin pensarlo dos veces a cruzar…

También, hay que reconocer que el desánimo estará presente en el camino, hay que asumirlo, enfrentarlo y sobre todo buscar superarlo. No hay que dejarse llevar por el desánimo, solo hay que dar tiempo para entender y comprender, reaccionar y actuar para superarlo es nuestra mayor tarea.

¿Sabían que el desánimo logra su efecto cuando dejamos que haga eco en nosotros mismos? La mente es poderosa, nuestros pensamientos son el alimento de nuestra alma, imagínense si la ponemos a trabajar en contra y alimentamos lo negativo, creamos pensamientos absurdos y dañinos, dándole rienda suelta a todo lo que nos hace daño.

Aceptar lo que sentimos es el primer paso para superarlo. El desánimo puede matar la fe, así qué hay que sobreponerse rápido y verlo como un intento fallido, pero también como un impulso más para continuar hacia adelante.

No importa las escaleras que tengamos que subir y los obstáculos que tengamos que pasar… porque al final todo valdrá la pena.

Realmente no sé, si a ustedes les pasa… pero a mí sí y siento que por eso vivo estrellada, me gusta que todo salga bien, cumplir a cabalidad mis actividades y si algo sale fuera del plan eso me descontrola todo… no sé pero casi todos, para no decir todos, siempre andamos en busca de la perfección y eso es lo que desanima porque la perfección no existe.

No tenemos que andar siempre alegres, no tenemos porque ser siempre fuerte, está bien tener defectos, está bien cometer errores. No somos perfectos y eso está bien.

Algo que he aprendido en mis 34 años, que a veces siento que son bastante y a veces tan poco, es que todos tenemos temores irracionales que condicionan nuestra conducta y nuestra relación con los demás, el temor a la enfermedad, a la soledad, a no ser aceptado, a fracasar.

Cuando el miedo gobierna nuestras vidas, por lo menos yo me paralizo, soy presa de mi misma, de mis pensamientos negativos y de lo que me rodea. El miedo es nuestro peor enemigo, nos quita las alas.

Tenemos que centrarnos todos los días en aceptarnos y amarnos, de aprender de nuestros defectos, de no esperar la aprobación de los demás. ¿Podemos mejorar? Claro que sí… ¿Podemos aprender? Por supuesto que sí, pero nunca podremos complacer a todo el mundo, siempre habrá cosas que no les gusten de ti a los demás, es más siempre habrá cosas que ni nosotros mismos toleramos de sí mismos, y eso es válido debemos aceptarlo.

Si ya sabemos que la vida esta llena de cosas buenas y cosas malas ¿Qué podemos hacer al respecto? Lo primero es iniciar el viaje de conocimiento a nosotros mismos, ¡Conócete, acéptate y amate! Después de allí, comprendemos que la felicidad no está en las grandes cosas, hay que buscarlas en las cosas simples, en todo aquello que damos por sentado.

Respiremos y sintamos cómo sale el aire de nuestros pulmones, ¡Estamos vivos! y la felicidad está en ti y en cómo juegas las cartas que te reparte la vida.

¡El camino está hecho….como lo vamos a recorrer, depende de cada uno!

¡Que nada nos detenga! el camino puede tener algunas paradas, algunas piedras y algunos desvíos, pero siempre sigamos caminando. No perdamos nuestro norte.