Después 10 años de ausencia, volví a Venezuela en el año 2008 y durante ese reencuentro con lo propio y la famila, descubrí la afición de Mamá por las orquídeas. Le gustaron desde siempre, pero fue al mudarnos de una apartamento a una casa que se dedicó a pleno. Pero yo no me había involucrado en ello. Hasta que me fijé, mejor dicho "atendí", que cada vez que íbamos a la casa de una tía, al pasar por el frente de una casa en particular me pedía que redujera la marcha del carro para ver un jardín.

Un jardín de orquídeas magnifico, que no terminaba nunca de florecer, que no se detenía en ningún color, que para nada era decorativo, sino mas bien abundante, exuberante, lleno de variedad y de colgantes, cestas, jardineras, palos, alambres, tubos, mallas, amarres, en fin, de todo. Parecía un bosque de flores.

-"Ay! Cómo me gustaría tener un jardín de orquídeas" decretó una vez...y fue entonces que, emprendimos la tarea que nos llevó a visitar jardines como Caripe, en el estado Monagas; Bajo grande, Cumanacoa, Cocollar y Santa María de Cariaco en el estado Sucre.

Claro, en algunos lugares como Caripe, visitábamos los viveros especializados, pero en otros sencillamente recorríamos buscando en los bosques los arboles caídos, o en el jardincito doméstico de los pobladores.

Esta práctica de observar mejor, a buscar en lo alto del arboles, en los escondites de los troncos caídos, avistar en el follaje y hasta a curiosear en las Casas!!!!, puede entrar en la categoría de turismo de observación de flora, ya que la movilización hacia el destino es motivada por la búsqueda de una especie natural que no conocíamos, de la más grande, la más chiquita, de la hoja dentada o la espigada.

Podemos hacerlo por nuestra cuenta y de manera espontánea, pero siempre es mas aprovechable si contamos con información previa: una guía de interpretación de paisajes y bosques, trazarnos una ruta y conociendo a las personas de la comunidad visitada que siempre nos dan el toque de confianza y el calor de sentirnos en casa.

Confieso que una vez que conozco un destino, no suelo repetirlo...pero este es un motivo de viaje que ayuda a entender que no siempre encontrarás lo mismo en un lugar, siempre hay algo diferente, nuevo o de otro color.