Una reunión elegante, o un modo elegante de vivir

Un día normal preparando compartir en una fiesta, no era un día como todos, les cuento que la vestimenta la logré resolver con unos primos, ubiqué el traje y el calzado; llegando el día rumbo a la fiesta se me ocurre sincerarme con Alexander que tenía algo de temor por lo fino del asunto, es ahí donde comienza el chalequeo (la echadera de bromas y juegos) no me ayudó mucho, pero en fin llegó el momento, entramos y todo tranquilo algunos conocidos, otros ni idea de quienes eran; muy elegante el sitio, la atención era como de la realeza, música en vivo, un sonido espectacular y bebidas y pasa bocas de los más exquisitos.

El toque chistoso era que cada vez que me veía admirando todo llegaba Alexander y me interrumpía diciendo: a ver... ¿cómo se encuentra la cenicienta? Aquí no sirve de mucho saber nadar y pescar... en un principio me molestaba pero al final yo sabía que era mi amigo y que se sentía algo cómodo por estar en su terreno, se sentía ganador y tal vez que por fin me ganaba en algo, lo dejé ser feliz por un instante.

Al pasar las horas noté que todo era perfecto pero que nadie bailaba, me extrañó eso de tener todo eso en una fiesta de mi familia ya todo el mundo estuviera en la pista, dejé la pena un poco de lado y me atreví a invitar una chica a bailar ella desde que llegué no dejó de mirarme; y yo su belleza no me permitía mirar a otro lado acepto y empezamos a darle la pista inmensa, para nuestra grata sorpresa se levantaron como diez parejas más, al continuar con la canción siguiente la pista estaba full, al amanecer más de un borracho, todos felices; y yo con un beso y una enamorada.

Fue una noche inolvidable, por eso, nunca dejes de ser quien eres la humildad y la sencillez siempre por delante, tal vez no te sientas cómodo, tal vez te vean como la cenicienta; pero no te rindas no lo dejes de intentar no dejes de soñar tal vez el mundo este a la espera de alguien como tú con esas ideas y esas ganas. La vida no depende del corbatín que uses para una reunión elegante.

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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