Los miedos y mis miedos

in #spanish6 years ago

VUSC2280 (1).jpgSe recuerdan cuando les dije que a mi mama no se le conoce miedo alguno, bueno en eso me parezco un poco a ella. Cuando era pequeña jamás le tuve miedo a nada. Me lanzaba del trampolín más alto, montaba el caballo en su máxima velocidad, no gritaba ni por una culebra, veía películas de terrores y nunca llore por miedo. Pero con el tiempo, las inseguridades de la juventud y la presión social, les agarre horror a dos cosas, bailar y cocinar. Tienen prohibido reírse.

Según google el miedo es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Los míos obviamente eran imaginarios, pero mi imaginación le gana a la de Steven Spielberg. Sentía que si bailaba se me rompería el tacón, me caería y le ensenaría mis pantaletas a toda la fiesta, y si cocinaba, simplemente explotaría la cocina o envenenaría a alguien. Ninguna de las dos era una opción provocativa.

Aprender a bailar parecía imposible. Nunca tuve oído musical y no solo nací con dos pies izquierdo, si no que también soy tosca. Como Dios aprieta, pero no ahorca…Tengo el don de la simpatía y con una sonrisa que hace que la gente me quiera. Yo amaba cualquier evento social, encajaba perfectamente en él. Pero toda mi actitud se perdía cuando ponían salsa. Bailar salsa sin tener oído es como jugar futbol sin pelota ¡Imposible! Así que cuando tocaban salsa a mí me pasaba de todo. Me daban ganas de ir al baño, se me activaba “calambre”, me entraba el hambre y me quería ir, todo por no saber bailar. Mi miedo no era ver a mi ex o al hombre que me gustaba, si no tener que bailar.

Por otra parte, mi historia con la cocina era más como un miedo inculcado. Cuando era pequeña no me dejaban entrar en la cocina era ese lugar peligroso donde uno se podía quemar y cortar. La cocinera de mi casa odiaba que yo entrara a la cocinera o preguntara como se hacia algo, para ella nosotros éramos sus comensales no sus ayudantes.
En fin, no pude crecer entre adobos y hornillas. Esto también me funciono porque, en vez de desarrollar mis propiedades culinarias, me obsesione por desarrollar mis papilas gustativas. Aprendí a diferenciar sabores y olores, tanto así que me volví una experta en la materia y la gastronomía se volvió mi trabajo. Me paseaba la vida de restaurant en bar escribiendo sobre sus platos y tragos, me hice amiga de todos los chefs, sub chef, sommeliers y bartenders pero nunca cocine. Cocinar seguía siendo una actividad peligrosa y un tabú para mi persona. Un tabú que estaba a un clic de ser vencido.

Tenía yo 27 años cuando lei en Facebook un artículo que decía “las 100 cosas que debes de hacer antes de los 30 años” De esas 100 cosas no había hecho dos; escribir un libro y hacer lo que más miedo me diera. No les voy a mentir, tengo 30 y no he terminado mi libro, pero se bailar y cocinar… ¡como lo disfruto!

Las palabras de ese artículo no me dejaron dormir y esa misma semana consigue un profesor de baile y tome clases hasta decir basta. Al terminar las clases la cabeza me dolía tanto, que me sentía como en la universidad cuando salía de una clase de física pura. El baile no era lo mío, pero, aunque suene cliché, no hay nada que no se pueda lograr con esfuerzo y mucha dedicación. Recuerdo la cara de mi papa la primera vez que me vio bailar, era como si le habían cambiado a su hija, después de ese día nunca me fue temprano de una fiesta. Me gustó tanto ese sentimiento que aprendí a bailar de todo, hasta reguetón sin parecer un animal en peligro de extinción.

Rumbee de tal manera que olvide mi otro miedo. Pero el amor me lo recordó cuando mi novio me pidió que le cocinara algo rico. Él no era ninguna mantequilla y yo estaba demasiado enamorada como para decirle que no sabía cocinar. Como se podrán imaginar el día siguiente amanecí en una escuela de cocina y hasta el día de hoy sigo aprendiendo. Jamás le cocine a ese novio por que como el agua y el aceite no pegábamos ni por que quisiéramos, pero siempre le estaré agradecida a su hambre.

Aunque todavía entro a clase de cocina con nervios y cuando preparo algo rico siento que pinte la Capilla Sixtina, le doy gracias a mis miedos por hacerme crecer. Y sé que pueden pensar que mis miedos eran pequeños y tontos, pero para mí eran gigantes que me controlaban. Entre el baile y la comida aprendí que los miedos están hechos para motivarnos y hacernos crecer. Ellos son los maestros que nos obligan hacer mejores, a graduarnos de la vida.

Sort:  

Congratulations @eglantinadimase! You received a personal award!

Happy Birthday! - You are on the Steem blockchain for 1 year!

You can view your badges on your Steem Board and compare to others on the Steem Ranking

Vote for @Steemitboard as a witness to get one more award and increased upvotes!

Coin Marketplace

STEEM 0.18
TRX 0.15
JST 0.031
BTC 61227.67
ETH 2682.99
USDT 1.00
SBD 2.62