Encuentro inesperado.

Fue en una noche tranquila, fría y silenciosa, en la que se me ocurrió salir a caminar un poco, las calles estaban algo vacías, a duras penas podía ver algunos de mis conocidos, salí sólo a dar un pequeño paseo, no tenia ni el más mínimo presentimiento de que te encontraría..., pero ahí estabas, sentada en la plaza, justo dónde nos veíamos con frecuencia hace algún tiempo.

Me puse frío solo con verte, las manos me temblaban un poco, pues hacía más de un año desde la ultima vez que nos vimos, mi mente deseaba que no fueras tú la que estaba sentada allí frente a mis ojos, pero mi corazón deseaba otra cosa.

Dudé en avanzar hasta a ti pero nunca me detuve, a paso lento me acerqué y fue cuando me miraste, dejaste escapar una breve sonrisa que me revolvió el estomago, era un sentimiento de felicidad y amargura a la vez, hubo un pequeño silencio entre nosotros y fue ahí donde también sonreí, pude observar que tú también parecías estar emocionada al verme, pero ambos disimulábamos, como si no estuviese pasando nada extraño.

Al cabo de unos minutos comenzamos a hablar casi como extraños, desconocidos que están tratando de entablar una conversación por primera vez, comenzando con pequeñas preguntas tan simples tales como "¿Qué ha sido de tu vida?, ¿Cómo has estado?".

Al principio respondías con elocuencia y algo de timidez, mientras que yo solo soltaba palabras claves, respuestas cortas y precisas, pero al pasar tan solo un par de minutos y sin darnos cuenta, ya hablábamos como seres que se conocen desde toda la vida, (que de hecho así era) como si nunca hubiésemos dejado de hablar, recordábamos muchas cosas de nuestra juventud, hablamos sobre nuestros años juntos como pareja, parece haber sido ayer cuando eramos felices juntos.

Me confesaste que sufrías en silencio sin mi, y que me extrañabas más de lo que yo pensaba, mientras que yo te confesé que aún pensaba en ti cada día de estos últimos años, que todavía aparecías con frecuencia en mis sueños; en ese momento de sinceridad no pudimos contener las ganas de darnos un abrazo y tan solo segundos después de vernos fijamente, lo hicimos, nos dimos un abrazo que marcó un antes y un después en ese encuentro inesperado.

Las horas pasaron y sin darnos cuenta ya eran más de las 10 de la noche, pero eso no nos importaba en lo absoluto, ignoramos al resto del mundo, solo nos concentramos en nosotros, en nuestro pequeño reencuentro, pero lastimosamente había llegado la hora de despedirnos, en ese momento el ambiente se tornó algo incomodo, ninguno de los dos quería irse, pero ambos sabíamos que ya era hora de partir.

Para finalizar nos dimos un segundo abrazo y sin pensarlo mucho nos acercamos lentamente entre nosotros, se podía notar lo nerviosos que estábamos, nos detuvimos justo cuando casi rosaban tus labios con los míos, miré tus ojos solo un instante; luego sin pedirlo y sin buscarlo, pasó, nos besamos, fue algo raro e intenso, pero no esperaba menos. Aproveché cada segundo de aquel beso, cada minuto a tu lado, porque quizá, otra oportunidad como esa no se volverá a repetir, lo que sucedió en aquella noche no fue obra del destino, encontrarte allí tampoco lo fue, simplemente fue una pequeña pero muy linda casualidad. Ahora quién sabe cundo, volvamos a vernos...

Espero que el post haya sido de su agrado, si es así, házmelo saber. Por último les dejo una frase de la novela "Rayuela" escrita por Julio Cortázar

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."

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