Viaje a Armenia I( Fotografías propias)
En un post anterior titulado VIAJEROS, NO TURISTAS os he hablado de algunas experiencias de mi viaje a Armenia y como os prometí voy a seguir compartiendo con vosotros otras reflexiones sobre un país que me conquistó y al que pienso volver, si tengo ocasión de hacerlo.
Cuando en 2009 unos amigos me propusieron viajar a Armenia, acepté en parte porque era un país del que apenas había oído hablar y no era, desde luego, un destino turístico al uso. Cuando le decía a alguno de mis conocidos “Me voy a Armenia”, ponían cara de extrañeza, porque les pasaba como a mí: ni siquiera sabían situarlo en el mapa.
Pero han pasado ya ocho años y Armenia es para mí todavía algo cercano, amigable, y me preguntó ¿por qué? Si en realidad fueron sólo diez días, de los que dos transcurrieron en Georgia… No sé, quizá fue porque no íbamos en un grupo, con un guía, que nos llevase por caminos muy transitados; parábamos donde queríamos, hablábamos con la gente,
gracias a un compañero que chapurreaba algo en ruso y hablaba bien el inglés. Pero yo creo también, que la razón de esta cercanía es que es un país muy próximo a nuestra cultura porque que tiene, como el nuestro unas raíces cristianas, raíces más profundas quizá que las nuestras,
ya que, como os dije en el post anterior fue la primera nación que adoptó el cristianismo como religión oficial, gracias a la predicación de San Gregorio Iluminado; fue evangelizado por dos apóstoles de Cristo, San Judas Tadeo y San Bartolomé, y la Iglesia apostólica armenia existe desde el siglo ;hoy día es independiente de la Iglesia de Roma y el 95% de la población es cristiana.
Cuando vimos la silueta del monte Ararat, que hoy día no pertenece ya a Armenia sino a Turquía, en el viaje en tren que hicimos a Georgia, vi en mi imaginación la Barca de Noé que se posaba allí, después del diluvio; para mi no era un monte cualquiera de un país lejano y desconocido: formaba parte de mi niñez y de los episodios más conocidos de la Biblia, que a los niños nos contaban hace no tantos años.
Lo primero , pues que había que visitar era la catedral de S. GREGORIO , en la capital, Yerevan;
después la sede de la Iglesia Apostólica Armenia, equivalente a nuestro Vaticano , Hechmiazin, a 30 Km de la capital
y algunos de los monasterios medievales, que son una auténtica maravilla, como os comenté en mi post anterior, sobre todo aquél de Khor Virap en el que estuvo encarcelado el propio San Gregorio;
la cueva monasterio de Geghard fundado en el siglo IV, famoso porque albergaba la reliquia de la lanza que hirió a Cristo en el costado, de donde viene su nombre , que en armenio significa lanza. El interior era un conjunto subterráneo de capillas y celdas labradas en la roca
Cuando he leído “El enigma de Baphomet” de Jesús García Castrillo, disfruté enormemente con las andanzas de uno de sus personajes, el templario Martín, que a principios del S. XIV, recorrió estos lugares para recuperar unos manuscritos , imprescindibles para demostrar que las acusaciones contra los templarios eran falsas.
Todos estos lugres y otros más, los conocimos gracias a un personaje que contratamos por nuestra cuenta en plena calle, un armenio que tenía una furgoneta, y que nos llevó a los ocho viajeros por estos y otros lugares que en otro post os comentaré..
Era Archie, que así se llamaba, un tipo delgado y moreno, con ojos muy vivaces, y aunque nos entendíamos a medias, era vivaz como un águila y pasamos con él buenos ratos en las rutas, llenas de baches, a veces , y con adelantamiento de vértigo para todos nosotros.
Gracias a él vimos cómo se asaba la verdura y los peces, pescados allí mismo, en hornos subterráneos al lado de la carretera y nos lo servían, muy amablemente y a un precio para nosotros irrisorio.
Todas las naciones actuales, tienen una historia interesante, pero las de nuestro entorno , más o menos las conocemos; la de Armenia la descubrí entonces y sobre todo tres aspectos y que me impresionaron y que dejo para otro artículo : el descubrimiento de la riqueza documental de uno de sus grandes museos ,la visita al monumento conmemorativo del genocidio armenio con la diáspora de este pueblo ,y la huella de la dominación soviética ; también dejo para el siguiente artículo, la visita a los resto de la dominación romana y al observatorio astronómico de Karahung, de hace seis mil años.
Me gusta lo que cuentas, Dulcinea. Y me seduce Armenia, que he ido conociendo a través de vosotros y de la trama de Baphomet.
Gracias conversus .Es que, como bien sabrás, hay viajes que dejan huella
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