Nunca me había planteado hacer el camino de Santiago, ya que lo asocio a lo religioso y no soy muy amigo de ello; pero tus evocadores artículos me recuerdan que siempre hay grandes historias por investigar más allá de lo que a priori asociemos a cierta actividad y que la incuestionable belleza arquitéctonica de algunas construcciones, así como el halo de misterio que envuelve a otras de menor grandeza o esplendor, bien merecen nuestro tiempo, tanto para profundizar en su conocimiento como para ser el portavoz de sus calladas piedras.
Apreciado amigo Dresden, ahí le has dado. Llueve sobre mojado, puesto que ese camino ya existía desde tiempos inmemoriales. Ya los romanos hicieron muchas de sus calzadas sobre él y después, en esa oscura edad altomedieval, benedictinos, cirstercienses y templarios (digo bien), volvieron a 'limpiarlo' de las malezas que recubrían sus senderos. En un camino de vida, de experiencia, de expansión que está abierto a todo el mundo. El más seguido es el llamado Camino Francés que, una vez dejados atrás los Pirineros, comienza en ese histórico lugar llamado Roncesvalles. Desde aquí a Santiago, son 790 los kms donde el espíritu se esparce en un infinito universo de sensaciones. Y en cuanto a lo religioso, independientemente de cómo lo enfoque cada uno, te contaré una pequeña anécdota: en la pequeña iglesuela de Roncesvalles (situada al lado del llamado Silo de Carlomago, donde se supone que se conservan los restos de los pares y el ejército perdido, así como numerosas tumbas de peregrinos) había una curiosa inscripción a la entrada, que decía, interpretada libremente, aquello: estas puertas están abiertas, tanto a paganos como a cristianos. Imagina Fisterra, como el Tir-nan-Og celta o el Amenti egipcio, el reino de los muertos. Un camino que, como un ciclo vital, va de Este a Oeste, haciendo el mismo recorrido que hace el sol todos los días y que aún hoy, al cabo de miles de años de existencia, de cambios, de alteraciones y de detalles perdidos, todavía tiene mucho que contar. Me gusta tu última frase: ser el portavoz de sus calladas piedras. En realidad, no están calladas, simplemente ocurre que muchas veces no nos detenemos el tiempo suficiente para escucharlas.
Espléndido, @juancar347
Gracias por tomarte tu tiempo para contestar y por compartir tus conocimientos.
El agradecido soy yo, ya que personas como tú lo hacen mucho más interesante. Gracias a ti.