Valerin | Capítulo XII | Yo Soy Dorian | Parte II
Valerin
Capítulo XII
Yo Soy Dorian
Parte II
Una tarde mientras paseaba en mi caballo junto a Luna, nos encontramos con unas extrañas rocas apiladas, parecían cubrir algo y sinceramente no me interesaba lo que ahí había, Zeus se mostraba nervioso, no quería acercarse hasta ese lugar y yo no lo comprendía, pero había algo que no me gustaba, estaba decidido a dar la vuelta pero justo cuando iba a hacerlo, Luna bajó del caballo y se colocó frente a las rocas.
—¿Que crees que sean Dorian? —Preguntó Luna.
—No lo sé, pero a mi caballo no le gusta, vuelve a subir y vayámonos de aquí. —Contesté.
—¿No te darán miedo unas piedras apiladas en el bosque, o si? ¿Te dan miedo los fantasmas? —Preguntó.
Si tan solo supiera que vivo con un demonio, de seguro no haría ese tipo de comentarios.
—No le temo, pero mi caballo si y es quien nos llevará de regreso, ahora sube.
—Vamos, anímate, baja de ahí. —Me ordena Luna. —Si bajas de ahí, te daré un beso. —Dice Luna tratando de chantajearme.
Inmediatamente bajé de mi caballo y al instante él salió disparado cual bala, creí que nos abandonaría pero para mi sorpresa, se quedó a un par de metros.
—Iré a atar a Zeus, no queremos que nos deje y tengamos que volver caminando. —Le dije.
—Bien, pero no te acobardes, recuerda el premio. —Dice Luna, recordándome una vez más ese beso que tenía ya tanto tiempo deseando.
Al llegar a donde se encontraba Zeus se aparece Ammyt, la noté distinta.
—¿Que haces aquí? —Le pregunté.
—Te protejo, hay algo en este bosque muy peligroso, está demasiado cerca de aquí y por ningún motivo deben moverlo. —Me dice Ammyt.
—¿Algo como unas piedras apiladas? —Pregunté.
—Exactamente, ¿Donde las viste? —Me pregunta.
—Están allá donde está Luna. ¿Que tienen de especiales? —Pregunté.
—Son un sello, no debes dejar que rompa el sello o podría ocurrir algo realmente horrible.
Voy rápidamente hasta donde estaba Luna y le pregunté si ya había tocado las piedras, cosa que niega con la cabeza.
—Que bien, ya las vimos, ahora vayámonos de aquí, dejé a Zeus allá atado. —Le dije a Luna tratando de no parecer nervioso.
—Está bien, pero... Te debo un beso. —Me dice. —Primero te besaré, aquí donde nadie nos ve, y luego nos marcharemos.
¿Estaba hablando en serio? ¿Realmente besaría a Luna?
—Bien... ¿Que debo hacer primero? —Pregunté.
—Pues... Cierra tus ojos...
Obedecí.
Se acercó a mí y me besó, mi primer beso...
Mientras me besa, escucho caer algo, y rápidamente abro los ojos, observando el sitio donde estaba la pila de rocas y de las que ahora solo quedan algunas piedras regadas a su alrededor.
—¿Que hiciste Luna? —Pregunté alterado.
—Solo juego un poco, son unas piedras.
Inmediatamente el ambiente se comenzó a tornar lúgubre, y comenzó a salir de las piedras un vapor negro, parecía demoníaco, y quizás lo era. Para que Ammyt se preocupase tanto, tenía que ser algo realmente malo.
Mi cuerpo comenzó a moverse solo, alejándome de ahí hasta donde se encontraba Zeus, no entendía lo que pasaba hasta que escuché a Ammyt hablar desde dentro de mí.
—Fue liberado, y ya no hay forma de volverlo a encerrar, no tengo el poder para aprisionarlo. —Me dice Ammyt.
—Pero dejamos ahí atrás a Luna, ¿Que pasará con ella?—Le pregunté.
—No lo sé, pero mi deber es protegerte a ti.
Al llegar hasta donde está Zeus, Ammyt suelta mi cuerpo y me permitió mirar en dirección a Luna... Su rostro... Tenía sangre saliendo de sus ojos... Me miraba fijamente y sonreía; aunque su sonrisa ya no era la de un ángel, ahora solamente desprendía maldad...
—¡Ven a besarme ahora! —Me ordena Luna, o lo que sea que estuviese dentro de su cuerpo.
La voz era escalofriante, no era la de ella.
—Ammyt, ¡Ayudanos! —Le ordené.
—Pues... Puedo sellarlo, pero será solo por un tiempo, no tengo el poder para derrotarlo. —Me dice.
—¡Entonces hazlo! —Le dije a Ammyt
—Bien... Pero... Eso no salvará a la pequeña Luna...
—Tienes que salvarla... —Le pedí mientras hacía brotar mi llanto.
Tomó mi cuerpo nuevamente, cortó un poco mi mano y usó mi sangre como tinta, escribió algo en mi mano y me dijo que debía tocar con ella el suelo, que era la única forma en que podría tener el poder para sellarlo.
Salió de mi cuerpo y le obedecí.
—Sálvala... —Le supliqué.
—No puedo, pero ella te salvará a ti...
Rápidamente Ammyt salió del suelo y fue hasta donde estaba el cuerpo poseído de Luna. Entró en él y comenzó a luchar desde dentro.
El cuerpo de Luna se encontraba inmóvil, traté de acercarme pero justo cuando estaba por alcanzarla con mi mano, fijó su mirada vacía en mí, y un dúo de voces entre la de Ammyt y Luna se despidieron de mí, Luna, para siempre, y Ammyt... No lo sé...
El cuerpo se comenzó a desangrar y cayó al suelo, donde se desvaneció sin dejar rastro alguno...
Fui cabalgando rápidamente hasta casa para decirles lo que había pasado con Luna pero parecía que no sabían de quien les hablaba, como si nunca fuese existido... Ahí lo comprendí, no solamente se desvaneció, borró su existencia totalmente...
Pasaron los meses y era yo la única persona que la recordaba, estaba en un estado traumático pero eventualmente... También la olvide...
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