“La Campana de Cristal” de Silvia Plath

“La Campana de Cristal” es una novela publicada en 1963 por la más conocida como poeta Silvia Plath. Lo primero que me atrajo del libro fue su prosa suave y contenida, de una poesía sutil pero a la vez descarnada y directa. Su protagonista es una joven que estudia literatura pero que se nos va revelando en el transcurso del relato como un ser atormentado, obsesionado con la idea de la muerte, y resulta perturbador ir observando como se desarrolla esta pulsión autodestructiva que la conduce a expresar diferentes formas de suicidio.

Es particularmente escalofriante la descripción de las prácticas psiquiátricas de la época: el electroshock, la lobotomía, los distintos tipos de sanatorios y manicomios donde internaban a los incómodos (para su familia y para la sociedad) locos, dependiendo de sus posibilidades económicas, y la manera como el resto de las personas ve a estos seres aquejados por problemas mentales (con temor, lástima, recelo, etc.)

Junto a la joven Esther, que narra en primera persona la historia, profundizamos en esta vida quebrada y hay un instante en el que su madre menciona que le gustaría que su locura sólo fuese una pesadilla y Esther piensa para sí que “para la persona encerrada en la campana de cristal, vacía y detenida como un bebé muerto, el mundo mismo es la pesadilla” (372) y esta metáfora de la campana de cristal viene a resumir esa distancia, esa suerte de separación enigmática y dolorosa del personaje respecto al mundo y a los otros.

En otro momento de la novela, Esther recuerda esos días que ha pasado en hospitales psiquiátricos y sanatorios reflexionando que “quizás el olvido, como una bondadosa nieve, los entumeciera y los cubriera. Pero eran parte de mí. Eran mi paisaje." (373) De esta manera entendemos que desear que sus recuerdos desaparezcan, aunque sean tristes y oscuros, supone negar una parte de sí porque son su paisaje interior y vemos que no quiere pagar el precio de ese olvido.

Resulta practicamente imposible leer la poesía o bien esta novela de Silvia Plath sin tener presente que se suicidó. Y es como si ese final obligara a leer su escritura desde una luz nueva o diferente, otorgada por ese elegido fin. Pero al margen de esto, resulta incuestionable que se trata de una gran escritora, con un dominio del lenguaje claro y una prosa magnética, y que en esta novela construye un relato de gran frescura y maestría, a pesar de los terribles hechos que se desarrollan en la novela. Les dejo una foto hecha por mí de la edición que leí.