Por amor a mi familia, tomé el riesgo de escapar de la legión extranjera, al recibir una carta informándome que mi hermano se encontraba hospitalizado con múltiples lesiones graves por quemaduras de alto grado, su cuerpo había quedado todo desfigurado. Perdí el juicio, no seguiría prestando el servicio militar, a sabiendas que aún me quedaba seis meses para licenciarme.

La angustia y terror se apodero de mí, sin embargo ordené mis ideas, lo primero que hice fue desertar del lugar a las malas y huir, como si fuera un vil delincuente. El dolor estaba consumiéndome internamente, estaba huyendo sin un centavo en el bolsillo ni para hacer una llamada telefónica, tal desespero hizo que anduviera por las calles desorientado y me detuviera a observar una pelea callejera, me acerqué y vi que se estaban apostando mucho dinero y eso atrajo mi atención, un medio para conseguir lo necesario y pagar el vuelo hacia los Estados Unidos.

Deseaba llegar cuanto antes a mi destino y estar al lado de mi hermano menor, pero un hombre negro con secuelas visibles de haber sido un luchador que organizaba los combates, al verme pelear se interesó en mi habilidad y técnica de pelea, ofreciéndose a patrocinarme y representarme luego del combate inicial. Durante el camino me ofreció más dinero para que me quedara peleando con otros luchadores de peso pesado, pero a mí no me interesaba más peleas, solo quería ver a mi hermanito.

A todas estas, no tenía a donde pasar la noche, me encontraba muy cansado y con hambre. El hombre durante el trayecto me recalcó que los cinco mil dólares no alcanzarían para el viaje a casa. Me invitó a cenar una rica hamburguesa y se comprometió a buscarme un cuarto para dormir. Pero antes de llevarme a la habitación, pasamos por un gran hotel para presentarme a una mujer elegante, a quien le decían la gran dama. Su intención era obtener un buen contrato para una pelea bastante jugosa. Acepté, necesitaba el dinero, de tal manera de viajar cómodo lo más pronto posible a donde estaba mi hermano. Para mi sorpresa, el doctor que atendió a mi adorado hermano me dijo que había muerto y dejado muchas deudas pendientes que debía pagar mi cuñada, y en tal sentido, tanto ella como mi sobrina estaban desamparadas. Una razón más para pelear…