Hijos...

Los hijos son la más grande bendición que podemos recibir en nuestras vidas…

Nada en el mundo se compara con tan maravillosa sensación. Eso de sentirlos tuyos, de soñarlos grandes, de sentir como el corazón se te paraliza por todo, por miedo, por alegrías, por tristezas, por todo…

Desde que supe que sería madre de mi primer bebé sabía que algo cambiaria en mi vida… algo??? No! Todo!!! Realmente nada volvió a ser igual…

Cambio la decoración de las paredes, ahora lucen unas bellísimas rayas de colores echas por mi pintor favorito…

Cambiaron la posición de los muebles, pues ahora hay que abrir espacio para que los bebes jueguen en la sala, en el cuarto o donde sea…

Cambie mis carteras por bolsos de bebé, cambie los tacones por zapatos de goma y el cabello suelto por una cola de caballo…

Cambie mi reloj y mis horas de sueño, de baño, de comida…

Cambie mis fotos sola (o con mi esposo) en las redes sociales, pues ahora ellos ocupan el 98% en mi galería…

Cambie mi música favorita, en esta casa ya no se escucha un buen merengue o una salsa, ahora todos cantamos la vaca lola, burrito sabanero o los pollitos…

Valieron la pena todos esos cambios? PUES SI! Cada uno de ellos, la verdad es que no hay NADA EN EL MUNDO que me haga más feliz.

Y es que hasta tener una foto sola se complica...