Cuando era niña, mi madre solía contarme historias sobre las estrellas y el origen del universo, pero, sin duda alguna la que más me gustaba escuchar era la del origen de la nebulosa de corazón.

¿La quieres escuchar? Pues hoy te la voy a contar.

Hace miles de millones de años, cuando el universo no era más que solo un cúmulo de pequeñas estrellas en desarrollo navegando sin rumbo alguno, el destino conspiro para que dos de ellas se encontraran.

Valen era una pequeña estrella roja que navegaba en aquella inmensa oscuridad sin ningún motivo. Su vida simplemente le parecía aburrida y sin sentido alguno, al grado en el que ella misma se cuestionaba sobre el porque la naturaleza había conspirado para crearla. No era brillante, ni tampoco era tan grande como algunas de sus vecinas, a decir verdad, todas ellas lograban opacarla con aquellas luces tan brillantes que emitían por todo el universo.

Tine, por otro lado, era todo lo contrario; una pequeña estrella blanca con una luz tan radiante que lograba llamar la atención de todo a su alrededor y con una gran alegría que incluso la misma oscuridad terminaba por volverse luz cuando ella pasaba por ahí. Un completo prodigio en una gran oscuridad que constantemente se expandía y alejaba aquellas pequeñas estrellas unas de otras.

Valen y Tine no eran cercanas, ni siquiera se conocían y muy probablemente jamas lo hubiesen hecho, pero el destino a veces tiene sorpresas tan grandes que todo lo que se supone no debería de pasar, termina pasando y para Tine ello quedo comprobado en el momento en el que sin darse cuenta su brillo fue siendo absorbido de la nada, mientras ella solo podía sentir como su cuerpo era tirado con fuerza hacia una inmensa oscuridad de la que no podía escapar. Las estrellas a su al rededor solo se mantenían perplejas mirando como Tine era absorbida por aquella oscuridad, que cada vez las alejaba más y más al hacerla girar. Ella solo podía esperar que al menos una de ellas se acercara a socorrerla, sin embargo, ello nunca paso y Tine fue arrastrada cada vez más lejos de lo que conocía.

Durante días, Tine se mantuvo tratando de resistirse a ser absorbida. Luchaba contra aquella fuerza desconocida y rogaba porque alguien se acercará a dar su ayuda, sin embargo, sus suplicas de ayuda jamas funcionaban. Constantemente, Tine lanzaba pequeños fragmentos de ella a las estrellas cercanas buscando llamar su atención para que le ayudaran, sin embargo, jamás lo lograba y justo cuando se estaba rindiendo, el milagro sucedió.

Valen paseaba por ahí, como siempre, sin motivo alguno, cuestionándose sobre el motivo de su existencia cuando uno de aquellos pequeños fragmentos golpeo contra ella. En un principio se molesto pero solo le basto ver aquel pequeño fragmento luminoso pegado a su cuerpo para sentirse enamorada de él. Rápidamente su vista viajo a buscar el origen de ello y apenas su vista se topo con Tine algo en Valen cambió. En ese momento, las otras estrellas a su alrededor se volvieron nada y Tine fue la única en la que sus ojos pudieron centrarse. No sabia como, pero Valen estaba moviéndose hasta Tine sin siquiera pensarlo, sin siquiera escuchar las advertencias de Tine de no acercarse demasiado, solo estaba ahí, centrada en ese brillo.

Tine gritó que se detuviera y Valen salió de ese trance que le había dejado a pequeños metros de la brillante estrella que como podía estiraba uno de sus picos para alcanzar los contrarios. Valen hizó lo mismo en un intento de lograr sujetarle. Los segundos pasaban, mientras ambas estrellas buscaban sujetarse, y justo cuando lo lograron, Tine fue arrastrada por esa fuerza que rápidamente le alejo de Valen. En ese momento algo en la rojiza se estremeció y de la nada se acerco a ser arrastrada junto a Tine.

Ambas comenzaron a girar con rapidez a través de aquel horizonte de sucesos que determinaría el fin de ambas y aunque Tine le suplicaba a Valen tratar de huir, al final Valen termino por desobedecer a Tine; y es que Valen se negaba a dejarla. No sabia como pero Tine lograba removerle de una manera tan especial sin siquiera conocerle, que por primera vez se sentía con vida y se negaba a dejar ir a esa estrella que le había hecho sentir tan bien por primera vez en tantos años de su vida, que no le importaba terminar su vida si era con ella.

No supo el momento pero, justo cuando creyó que serian absorbidas, ambas lograron encontrarse de nueva cuenta y como pudieron se sujetaron. Tine sonrío y Valen no pudo hacer otra cosa más que sujetarla con aun más fuerza buscando darle la seguridad que Tine parecía no tener en aquel momento.

Ambas comenzaron a girar, cada vez más y más rápido hasta que de un momento a otro se vieron siendo disparadas lejos de aquella fuerza que les absorbía y que, sin embargo, tenía algo diferente en ellas. La misma fuerza con la que ambas giraban a través de la oscuridad del espacio sumado a la gravedad que este ejercía sobre ellas estaba comenzando por hacer que entre ellas algo más surgiera: se estaban uniendo en una sola.

El proceso no fue largo, sin embargo conforme el brillo de cada una se combinaba, cada una aprendía cosas de la otra hasta que de un momento a otro, todo se detuvo y lo que antes habían sido dos estrellas ahora era una hermosa explosión que había formado una gran cortina de polvo que formaba el símbolo de los enamorados: un corazón.

"Se había formado la nebulosa de corazón"

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Esta historia la escribí hace ya un tiempo y considerando las fechas me pareció adecuado publicarla pues combino un simbolo muy utilizado en estos días junto con algo que me encanta: el universo. Espero les haya gustado.

***NOTA: Historia propia con Derecho de Propiedad Intelectual y sin autorización de uso al menos que se den créditos a mi persona. Gracias por no plagiar.