Todas las personas en muchos ocasiones, hemos estado bajo la necesidad de decidir perdonar o no a alguien por alguna ofensa o acción cometida hacia nosotros. Lo más difícil es evitar guardar un rencor por ese hecho.

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El perdonar a otros y no guardar rencor parece ser una acción muy difícil de ejecutar. “Frases como perdono pero no olvido” se suelen usar para justificar en cierto modo cada vez que volvemos a sacar esa ofensa que nos hicieron ante cualquier circunstancia que en ocasiones, no tienen que ver. Pero cuanto daño se hace uno mismo con este tipo de acciones. Allí nace el rencor.

Actualmente tengo 39 años de edad. Mi padre se divorcio de mi mamá cuando yo tenia 2 años y medio de edad. Yo volví a ver a mi padre cuando yo ya tenia 30 años. Crecí contra un rencor a mi padre que fue inevitable. Cabe resaltar, que mi madre no tuvo nada que ver con eso. Ese sentimiento creció ante la ausencia de mi padre en todos esos momentos importantes de mi vida. Cuando lo conocí, maduramente decidí desprenderme de ese rencor. Que bien me sentí por eso. Empecé a ser otra persona. Lamentablemente mi Padre hasta ahora, no ha aprovechado esa segunda oportunidad que la vida le dio conmigo.

Otra situación que me toco recientemente enfrentar, fue con mi pareja. Lamentablemente en este momento nos encontramos separados sin señales de reconciliación. En nuestro matrimonio, ante la inmadurez de ambas partes, problemas en nuestra intimidad y otras variables, cometí el error de serle infiel en dos oportunidades en diferentes momentos de nuestra relación. No justifico la acción, pero en su momento, tanto ella como su madre, luego de descargar su rabia en mí por lo cometido, reflexionando en frío también consideraron a mis esposa culpable de la situación, por su evidente alejamiento conmigo.

Aun hasta ahora por la situación en que pasamos esas dos infidelidades marcaron para siempre nuestra relación. Siempre eran los motivos ante cualquier discusión que tuviéramos. Ella siempre arrastró un rencor conmigo. Eso ocasiono que en un momento de nuestra relación me sintiera que fracasé y decidí separarme. Ella luego de tanto insistir y prometer que las cosas por parte de ella cambiarían, a los tres meses volvimos. Creí que era un nuevo comienzo para los dos.

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Luego de la llegada de las niñas, y sin cambios por parte de ella, me toco a mi vivir una experiencia que no le deseo a nadie. Mi esposa me fue infiel y no con cualquier persona, lo hizo con otra mujer. Mujer que metió en la casa. Y a pesar de que esa mujer se fue, ella decidió no da vuelta atrás. En apenas 8 meses la he visto estar relacionada con 4 mujeres más. Ya no volvió a ser la misma mujer que ame. Me encantaría haber sentido esto por ser machista o homofobico, pero no fue así.

Duele la traición(por que cuando sospeche la situación, le di la libertad de que fuera sincera y no lo fue), duele lo propio de una separación cuando se ama a alguien. Duele la manera como ahora influye o trata de influir en el trato de mis hijas conmigo. Duele que mis errores del pasado, sean el justificativo para los nuevos gustos de ella. Algo que viene de cuando era niña.

Dicen que el mundo da vueltas. Ahora me toco a mi perdonar. Pero que difícil fue hacerlo. Que difícil ha sido caer en el abismo de la depresión. En algún momento el suicidio o intentar algo contra ella paso brevemente por la mente en mi peor estado de animo. Sentirse que no vales nada, es una duro y que muy pocos salen ilesos de ese estado. Afortunadamente descubrí en esta, la peor situación a la que he pasado, que soy de espíritu y mente fuerte.

Y te juro que vale la pena caer y romperse la cara
que regalo tan grande aprender de lo que nos dolió.

Aunque parezca mentira y a pesar de lo ocurrido, del estado emocional en que pasé, de su cambio conmigo( como considerándome culpable por sus nuevos gustos) la perdone. Quizás el amor aún juega un papel muy importante en eso. Pero perdonarla es un estado que me ha permitido poner todo en las manos de dios y sentirme libre y con un peso menos. Me toca reconstruir mi vida, que les confieso, siento que me costará mucho hacerlo. Pero sino perdonaba, no podía avanzar en recuperar mi estado de paz mental.

La vida me debe tener algo preparado al final de todo esto. No estoy del todo bien. Es inevitable no tener recaídas de un día o día y medio. Igual la sensación de vacío que deja es dolorosa. Nunca más volveré a ser la misma persona que fui. Es ahora que comprendo eso. Esa mezcla de sentimientos, es el motor de inspiración para mis escritos en Steemit y el surgimiento de mi álter ego, César Darruiz. Steemit es mi terapia. Tal vez, aunque no quiera reconocerlo y a pesar de perdonar. Nació un nuevo rencor en mí. Algún día me tocará desprenderme de él.