Naturaleza / Reflexión poetica

Madre de todos, que de tu cuerpo hacemos nuestro,

Ilusionada al ver crecer a tus hijos,
Hermosa has la última gota de verde con la que te revistes,
Lágrimas de lava y vientos de fuego nos haces ver,
Tu tristeza crece con rapidez, será el amor que te mantiene de pie,
Suplicas bastas a los hijos que de tu vientre viste nacer,
Ellos quienes arrancan la vida de ti,
Pudriéndote lentamente como el humo en tus pulmones,
Acabando con tus mares, tan dañinos como veneno en tus venas,
Lanzando su propia escoria sobre ti,
Porque soportas tanto de ellos, con qué derecho te hacen el mal,
Cuando los hijos cuidan a sus madres, las resguardan y son lo más sagrado.
Hasta qué punto llegara tu amor madre mía.