Las ideas se roban, el talento jamás.

En esta ocasión traigo una inspiradora historia de superación, motivación y aliento en la cual el mensaje es claro, las ideas podrán robarse pero nuestro talento jamás.

Existen un sinfín de ocasiones en las cuales algún familiar, amigo, conocido o incluso nosotros mismos hemos sentido la sensación de haber sido víctimas del robo intelectual de alguna idea, plan o meta el cual pensaríamos que era único, era nuestro, que tenía capacidad innovadora y que mediante ella nos imaginábamos alcanzando el éxito.

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Sin embargo esto no es motivo de dedicarse al fracaso, rendirnos ni mucho menos dejar de intentarlo, ¿la razón? Así como pudimos ingeniárnosla para crear esa gran idea una vez, podremos hacerlo otra vez siempre y cuando nos consideremos capaces.

Les presento un ejemplo de la vida real, plasmado a través de una película que para @danielct, resulta extremadamente inspiradora no sólo para todos aquellos que por sus venas corre sangre emprendedora, sino también para todos ustedes cuyo talento es único y que a pesar de sufrir algún desaire por motivos externos a nosotros, no significa rendirse, sino que por el contrario sirva de impulso, de motivación a querer intentarlo cuantas veces sea posible hasta que lo logremos.

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La película que les menciono es la de Joy: el nombre del éxito, protagonizada por Jennifer Lawrence, donde nos demuestra en muchas ocasiones que fallar no es razón alguna para rendirse, mucho menos nuestros problemas y/o situaciones son limitantes para alcanzar el éxito. Pero también relata una interesante historia de una joven que tiende a fracasar prácticamente en todas las cosas en su vida; matrimonio, trabajo, familia e independencia son uno de esos factores. Sin embargo la joven luchadora lleva en sus venas ese insaciable deseo de superación, de alcanzar el éxito con sus inventos, ya que tiene a lo largo del camino, ideas nuevas que de seguro cambiarían el mundo.

La primera de ellas y para su mala suerte (fue robada), es la idea de un aparato para los perros y gatos llamado collar isabelino, usado para animales que son operados y luego de eso lo utilizan para una adecuada recuperación .

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Golpe muy duro más no suficiente para vencerla, sumado a sus labores diarias en su hogar, Joy Magnano se ingenia un “trapeador milagroso”, en el cual el cliente no tuviera que ensuciarse las manos como lo hace con los traperos tradicionales, limpiando los pisos de forma mucho más eficaz.

Idea muy creativa pero tuvo que demostrarle a todos que valía la pena invertir y apostar por ello, incluso le tocó sacrificar todos sus ahorros y adicional pedir prestado para poder materializar todo esto.

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Tras superar un sinfín de obstáculos, dejando a un lado las ventas puerta a puerta, decidió dar el paso que cambió su vida para siempre, promocionando su producto ella misma por televisión, donde el resultado fue casi inmediato, y al cabo de unas horas ya había vendió miles de productos, en fin, logró colocar su producto no sólo en el mercado sino en lo más alto del mismo.

Lo más inspirador de todo esto es que su labor y sueños no terminaron allí, sino que además logró crear su propia fundación en la que se encarga de impulsar a todos esos nuevos emprendedores que no poseen de los recursos necesarios para materializar sus ideas.

En lo personal este servidor @danielct, siempre se ha sentido identificado con los temas de emprendimiento y superación personal, por lo tanto recomiendo para todos aquellos que también les gusta saber más sobre todo esto, tomarse su tiempo y ver tan buena película que de seguro les dejará un muy buen mensaje.

Y recuerden, puede ser que nos roben nuestras ideas, pero el talento jamás lo harán.

Gracias por leerme.