No-divagación. De amistades perdidas.

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El silencio es tan desgarrador que sólo puedo escuchar cómo los latidos retumban en la soledad de la noche. No sé si es la oscuridad o tu ausencia lo que hace que se me desgarre el alma. El alcohol ya no apacigua mis dolores y ahora que estoy sobria, siento que te desconozco. Te visualizo a una distancia muy lejana. El tiempo lo ha cambiado todo. Tú lo has cambiado todo. Somos diferentemente vacías y ya no hay por qué llorar.

Dejamos nuestra amistad quebrada y mal herida en una esquina y nadie se atrevió a buscarla. Y a pesar de que no eres la persona que me permitiste conocer, nunca pensé que iba a extrañarte tanto, que cada recuerdo vendría acompañado de nostalgia y dolor.

Jugamos a ser eternos en los gajes de la amistad y no sé quién terminó perdiendo más. Ahora sólo me queda recordar y soñar como si nada hubiera pasado.

Nunca había querido saber con tanto fervor una respuesta a algo tan cotidiano como el cómo estás pero no tiene sentido. No tiene sentido seguir queriendo saber la respuesta de alguien que no tendrá intenciones de responder sinceramente.

Y en momentos como este, ya no sé quién es el fantasma, si tú o si yo.