[Reflexiones de un Ciber hippie: "Consuelo nocturno"]

Recuerdo cuando mágica y destellante en el ciclo nocturno,
la Luna sin quererlo me contaba mil historias:
que ella es “la nostalgia de los amorosos”,
un sedante hipnótico que alivia,
del poeta, la pasión implícita,
que sirve para encontrar a quien se ama,
y que es, de un poema de Sabines,
la protagonista que todos aclaman.
Llegue incluso a amar su sutil alardeo
si después arropaba con su presencia mi sueño.

Que poco la valoraba cuando estaba en el planeta.
Hoy deseo esa sensación que alivia
y esa sensación que libera
cualquier sentimiento que se tenga preso.
Quién diría que el más fuerte
sería aquel incomprendido y ahora incompleto.
Las contradicciones permean esta misión interplanetaria.
Maldita demencia espacial, que confunde los sentimientos
con el insomnio de la artificial madrugada.

Hay un drama agitado en el ambiente,
pues nadie sabe cómo lidiar con anomalías desconocidas.
Ahí, además de la Luna, me salva su recuerdo,
cuando anhelo un beso suyo, con un amplio criterio.
Y la veo hablándome de lo que sea,
con tal de tenerla delante,
con tal de mezclarnos con el viento
con tal de olvidar la vida que no nos pasa
y con tal de sentirla amorosa y delicada.
Gracias, mis anheladas esperanzas.

-N3ruda

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