También considero que los extremos son perjudiciales. El detalle está en dónde trazar la línea para definir esos extremos. Es allí donde a veces no nos entendemos con nuestros semejantes. Me pareció curioso que hablara de los pies y luego de la fascinación de las mujeres por tener muchos zapatos. Creo que - y he aquí lo que su post me reveló - ambas conductas, la de aquel que besa el pie, y la de aquella que lo exhibe en diferentes modelos y colores, son parte de algo que puede llamarse el culto al pie. Puede parecer extraño para algunos de nosotros, pero por ejemplo el escritor Gustave Flaubert tenía predilección por esta parte del cuerpo sobre otras. ¿Por qué motivo? no lo sé; sólo digo que podría resultar interesante estudiarlo.