Ocasionalmente a veces | Relato
A veces, solo a veces, casi siempre a veces, pienso en la remota idea de querernos.
Me gusta imaginar que existe la posibilidad de "ser felices" o bueno por lo menos de ser. Cada vez que por mero acuerdo veo tus ojos, noto que tratan de decirme algo, pero están mudos ante tus nervios, le temen al miedo de tenerme, y aunque no sé si vaya a suceder, el brillo que irradian me lleva la contraria.
Nos encontramos aquel día como de costumbre donde siempre, llevabas puesto ese outfit que caracterizaba tu forma relajada pero explosiva de ser, una de tus mil gorras, medias largas, short y cualquier franela fresca que encontraste. Yo, cansada de impresionar, tratando de pasar desapercibida por tu mente me coloqué cualquier cosa de mi closet, poco maquillaje y cabello suelto serían mis más sencillas posturas. Admito que me encanta la manera en que usualmente llegas a nuestros encuentros, con ese caminar lanzado y sonrisa viva se encargan sutilmente de erizar mis anhelos y entonar mis propuestas.
Seguimos la agenda de aquel planeado día como teníamos pensado, una botella de vodka y unos cuantos porros completarían la coartada. Sentados en la habitual plaza, entre risa y risa nos caíamos a besos, de vez en cuando una agarradita y una musiquita... así pasaron las horas a tu lado, éramos solo dos contra la noche, los demás sinceramente ni los notaba, solo me concentraba en tratar de no concentrarme en ti.
Ya nos íbamos.
Y cuando creía que nuestra velada se había acabado, en realidad estaba apenas comenzando. Se te ocurrió —como de costumbre— escaparnos del mundo, irnos a tu casa fuera de la ciudad, que ya se había convertido en nuestro escape, o por lo menos en el mío. Evidentemente no pasaron dos segundos cuando ya había aceptado, feliz y sonriente me encaminaba hacia el paraíso del infierno con el mismísimo demonio sujetando mi mano, en medio de la arrasante ciudad de Caracas, acompañada de esas llamas inextinguibles de tus ojos y de la dócil madera de los míos.
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Fue una experiencia un tanto diferente, no conseguíamos transporte, y estábamos muy pocos ebrios para poder volar y llegar a nuestro destino. Sin embargo, la calma gobernaba en mí, nunca estuve tan tranquila a tu lado, tú excesivamente preocupado y apenado por lo que estábamos pasando a cada rato te disculpabas sin sentido.
Y ahí fue cuando tuvimos suerte.
Pasó un pequeño y anticuado autobús, nos montamos a riesgo, sabiendo que no teníamos el efectivo suficiente para llegar y no llegaba hasta nuestro destino. De igual forma, todo fluía perfecto, no sé cómo ni en qué momento pero en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en la puerta de la casa.
Llegamos, comimos, jugamos con tus perritos, charlamos, todo nuestro proceso como de costumbre, y luego me desvestí.
Las ganas corrían por la sala, y mi más sincero amor disfrazado de cara de mala, componían aquellos efímeros instantes en tu cama. Pasamos a la habitación, sola para nosotros por supuesto, el colchón en el piso para que la cama no sonara, luz apagada pero el brillo de la laptop mi silueta alumbraba, y yo perversamente me desvestía enfrente de ti, poco a poco me quitaba mis inútiles prendas, mientras miraba fijamente tus ojos que derrochaban infinitas ganas de hacernos uno.
El instante pasó como si fuese eterno, todo parecía perfecto sintiéndome Diosa en tu templo, y tú feliz de que después de tanto tiempo alguien se atreviera a conquistar tu ciudad abandonada.
Aquellos compases infinitos componían nuestros momentos breves, el sueño nos atacaba, la música nos hacía compañía, los besos aparecían como si fuesen una manía y las caricias como si fuesen costumbres. Debo confesar que levemente me entraban pensamientos de nostalgia, todo había acabado y ya nos íbamos a dormir, a pesar de que intentabas abrazarme y yo a ti, algo dentro de mí se sentía muy frágil, tal vez por el simple hecho de abrirme a ti en todas las formas, por las inseguridades y desconfianzas que el pasado se había encargado de dejarme, o por ese miedo constante de que todo al final resulte como siempre.
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La mañana llegó. No resistimos quedarnos durmiendo todo el día, las responsabilidades pasaron a segundo plano, y simplemente nos ocupamos de hacer lo que mejor hacíamos: explorarnos mutuamente.
Cada vez que estoy de suerte y te visito, es como si lo hiciera por primera vez. A pesar de ya conocerme de memoria la ubicación de tus lunares, tus ocasionales cicatrices, los diversos matices de tu piel o los detalles que te hacen estremecer, me siento como un turista visitando tu cuerpo, probando aquí o allá, explorando cuantas veces sea necesario cada verso que componen tu poemario. Es que es así, cada parte de ti se asemeja a un poema, cada marca conforma una palabra y cada movimiento construye un millón de versos. Confieso que, todas tus facciones las robé para que me hicieran compañía en mis noches de poesía, y se convirtieran en la musa exclusiva que anhelo en mis madrugadas.
Pero ya todo había regresado a la normalidad. Me había despertado. Mis sueños se habían esfumado con aquella dicha de tenerte a mi lado, y a la vez tan lejos de mí —como quisiera que fueras realmente mío y no de vez en cuando.
Como quisiera que supieras que te pertenezco desde que te vi,
como quisiera que te atrevieras a mirarme,
como quisiera que me quisieras.
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Me gusta el detalle tan elaborado y bien descrito sobre tu breve y larga odisea de pasión, un torbellino de amor en una calma tan apacible se deslumbro hasta el final del relato donde la realidad hace presencia con crueldad, saludos corazón <3
Muchas gracias por tu opinión <3 me encantó.
El amor a veces se nos escapa de las manos.
Así es amiga
Me siento, sorprendido! :O
Se lee agradable!
Gracias :D
Me encantó tu relato, tu forma de contarlo, me sentí parte de él, historia cotidiana contada con mucho gusto. El equipo Cervantes apoyando el contenido de calidad.
¡Muchísimas gracias! por el apoyo <3 Esa es la idea de un relato, siempre me siento parte de él para que los demás puedan hacerlo.
"...explorando cuantas veces sea necesario cada verso que componen tu poemario." mi parte favorita!
Muy buen escrito! Saludos y mi respeto para ti
Ocasionalmente a veces tambien tengo encuentros con el demonio en mi paraiso.
Excelente relato, como siempre.