Verdaderamente poderoso ese primer párrafo. La dolorosa herida del conocimiento es lo que nos hace humanos. Y a cada nuevo conocimiento una nueva posible bifurcación del destino, representada muy bien por la Y de Yago, que también es la pata de una oca.
Ay, ay, ay bandido: eres como Guillermo Tell, siempre certero apuntando a la diana. En efecto: San Yago ya lleva consigo la Runa de la Vida. Por cierto: una de las agrupaciones de canteros que más colaboró en la 'magia simbólica' del Camino, venía allende los Pirineos: los Hijos del Maestre Jacques. Eran una de las tres principales, junto con la de Hijos del Padre Soubise y los Hijos de Salomón.