#Reto12votos - Semana 53 - Igualdad

El #Reto12Votos es una iniciativa de @pavelnunez para que doce personas interactúen por medio de un tema que cada uno redacta y luego es leído por todos los integrantes del @club12, quienes votan y comentan de manera efectiva. Esta idea se ha mantenido a lo largo de este tiempo, gracias al empuje dado por @avellana, quien de manera amistosa nos reúne cada fin de semana en el discord para compartir la experiencia y hacer las premiaciones. Ya no somos doce, el club ha aumentado y vamos por más, si deseas unirte, te invito a leer más aquí.

Yo quiero que cuando prepare un huevo frito, quede la yema blanda y la clara perfectamente hecha, y con forma circular. Cuando así ocurre es una fortuna para mí, pero suele pasar que justamente el mío se desparrama al echarlo a la sartén. Es posible que alguno de los lectores diga; “así me pasa a mí”, pero otros opinarán que los prefieren más duros o en otra presentación. Esto es solo un ejemplo, pero puedo agregar también, que si nos fijamos bien no existen dos posturas de aves idénticas.

La vida es cambio, movimiento, diversidad, nada se parece a nada, hasta los gemelos idénticos son distintos entre sí. Cada uno de ello tendrá su propia manera de ser, sus gustos y apetencias. Entonces, ¿cuál es el empeño que ha existido en hacernos creer que somos o debemos ser iguales? No somos iguales y no tenemos por qué serlo. Quizá esta idea nació en mí, el día que mi madre me dijo: “¿acaso que porque fulanita se tiró de un puente tú te tienes que tirar también?”. Esa pregunta hizo su efecto en mí. Pero más fuerte fue la que me decía mi padre: “usted camina hacia adelante porque los demás lo hacen”. Dos contra uno, no se vale. Pero algo debo haber aprendido, porque son muchas las cosas que hice diferente y llevar la contraria pareciera que se volvió un hábito, pero no es porque me empeñe en ello, es que en muchos aspectos, pienso de una manera que contradice la visión de mucha gente.

Cada vez me convenzo más de que si las personas respetaran las diferencias y nos aceptáramos cada uno como somos la vida sería más humana. Nadie tendría que estar marchando para hacer valer sus derechos, sería algo aceptable el que una persona tenga las cejas a lo Frida y otra decida afeitarlas; gordos, flacos, mujeres con cabelleras esponjadas, sin imposiciones de estereotipos o modas y lo que es mejor el amor personal no tendría que pasar por el filtro social.

No somos iguales, no tenemos por qué seguir las consignas que otro diga, ni sentirnos mal porque nuestra voz, o físico no sea el que otro desee, aceptarnos con nuestras fobias y certezas. Vivir sin preceptos ni dogmas, y asumir la maravillosa idea de que somos únicos e irrepetibles y amarnos.

El vernos como iguales ha traído el absurdo de una educación pensada en procesos para todos; estudiantes vistos como parte de una fábrica, donde todos deben salir al final con las mismas competencias, sin tomar para nada en cuenta las diferencias individuales. Ya se habla de inteligencias múltiples, inteligencia emocional, pero muchos siguen anclados en medir su coeficiente y sentirse portadores de una voz general que debe ser impuesta.

La idea de aceptarnos como iguales ha llevado a muchas mujeres a competir con el hombre buscando hacer los mismos oficios y tareas, apartando su propia naturaleza en ese afán. No sería más cómodo decir que algunas mujeres pueden llegar a realizar extraordinarias proezas y algunos hombres pueden no asumir acciones de valentía sin que eso exalte, denigre o establezca modelos. Que cada quien puede asumirse desde sus propias acciones y darse a sí mismo su propio valor.

Asumir las diferencias podría tener influencia en las leyes en procura de una equidad y una justicia adaptada a las situaciones especiales y particulares que quizá hiciera más lógico su cumplimiento y nuestro desempeño en sociedad.