Decidir libremente sobre lo que otros ya decidieron sobre nuestra elección. Nosotros, el superlativo de fantasmagoría
Estamos inmersos en una carencia capital: ya han decidido sobre nuestra libre elección. Es decir, nuestra decisión ya fue prefigurada y, como tal, nuestras resoluciones no representan un paroxismo legitimo para ninguna de las cosas sobre las cuales, supuestamente, debiese pesar nuestra elección. De forma que, todo intento de perogrullar la libertad de uno, deviene inexorablemente en mentira; ilusionistas para con nosotros mismos, nos deshacemos en aplausos por el acto realizado. Todos los instantes en que, mentidamente embebidos por nuestro poder, decidimos volver la mirada sobre otra cosa, lo hacemos con la inútil pose del amante: en posición de misionero, introduciendo el falo, aseverando la inmanencia de sí en el placer del otro, bombeando, dominando, ejerciendo presión, fuerza, potestad, para alegorizar la «fuerza exterior», la «fuerza que suprime en detrimento del objeto alcanzado», profiriendo el discurso erótico que romantiza la indefensión frente a la autoridad de quién está encima; esa pose inútil, la del amante hercúleo que cree que está dentro, muy dentro, subyugando no con yugo sino con placer. Sí, cuando se alza la voz para decidir, es porque ya se está dentro, pero, en consonancia con lo ya decidido sobre nuestra libre elección, lo que alcanzamos a expresar como potestad, no es más que simple floritura en la cadena que se arrastra, esposada en el tobillo, por encima del tacón, por encima del calzado nike air max. Llegamos con una libertad tan exangüe como la garúa heroica del invierno limeño; muy fina, muy reducida, muy esquirletizada, pero persistente como los gemidos del cerdo en cualquier vil matadero; el déficit del fragmento, de la partícula, de la pequeñez, supongo. ¿Cuál es el alcance de decidir sobre lo «decidido previamente»? Me viene a la mente la respuesta de cualquier padre mandón, o la respuesta de cualquier élite dominante; no hay alcance, no hay horizonte para la mirada mermada de antemano.
Se queda uno entonces, como espectador de la nada de sí; se convierte uno, irremediablemente, en ejemplo provisional del nihilismo. Y es una conversión silenciosa; primero, embargados en el vientre creatriz, luego, embargados en el vientre creatriz de la prisión. Una suma de prisiones. El horizonte de barrotes. Sucede que la toma de decisiones es la selección de fantasmagorías que circulan en automóviles nebulosos a toda velocidad; nunca vemos el mundo sino la representación abstracta de éste; abstracción concebida y entregada a nosotros, por personajes realmente libres, que fueron en grado superlativo, desde mucho antes que viésemos luz, orquestadores de la «realidad fantasmagórica». El exceso de libertad de estos personajes, está paliativamente representado en figuras que pueden, in crescendo, seguir decidiendo sobre nuestra libre elección, incluso, aún después de la prefiguración, decisión y resolución primigenia. Una de estas figuras puede estar representada en el Estado, cualquiera de ellos. Un ejemplo inmejorable es el Estado venezolano: brutal fantasmagoría que, a modo de concesiones entre un bando y otro, en contubernio, decidieron nuestra libre elección; ¿cómo puede estar, paliativamente representado, este contubernio? En un Estado excesivo o en el exceso de Estado; exceso que se atempera a sí mismo, constantemente, por la dádiva fantasmagórica de la golosina. El exceso de Estado, en el caso venezolano, puede interpretarse como «Estado dadivoso». Y en la dádiva decidieron, tácitamente, nuestra libre elección. La obsolescencia del ser humano, cuya virtud excelsa es la libertad y por ello, tan rara y difícil de advertir, se produce cuando ésta, en detrimento de sí y menguada por un falso velo preterital, es abstraída en un parénquima cuya célula diferencial, es la omnipresencia de lo que fue. Ergo: ningún hombre debe decidir para saberse libre si éste ya nació libre, pues, si debe decidir para constatarlo, significa que en algún momento esta libertad se interrumpió o se anuló de forma inesperada e inadvertida.
Es entonces válido acotar que no existe libertad plena. Una forma de evidenciarlo es con esta forma: no vemos al mundo estando sobre él sino que lo vemos sentados en un mueble desde el tv. Consumidores compulsivos de la imagen, del prosopa —máscara—, del espectáculo, de la actuación. Sólo vemos la imagen, nunca la realidad. Y no puede entenderse a la imagen como atajo para llegar a la realidad, para discernirla en caminos más cortos, si esta imagen procesada no es producida en forma de metáfora, fábula o narración literaria, al menos, por nosotros mismos, en la creación individual de una imagen producto de la introspección y la conciencia legítimas; del libre albedrío. Si acaso. Si todo es «imagen de tv», espectáculo, convendría entonces desconectar la tv. Pero, la consecuencia de la ígnea clarividencia que estalla en la comunicación neural, deviene en la soledad del despertar. Porque quien despierta, ya es copartícipe y los licores granadinizados del espectáculo, ya embeben tanto a participes como no-participes, pues, es «medio obligatorio» cuajado cual zafiro en la túnica, en la fantasmagoría del mundo, que no es el mundo, pero sí el único al cual tenemos acceso. Quién renuncie a ese medio, renuncia a todos los medios; una dimisión al cargo de la vida, pues. Acotando, nuevamente, al Estado dadivoso venezolano; quién renuncie a la golosina que reciben todos, renuncia a su vida. Equivalente a suicidio en un mundo o latitud donde ya decidieron sobre tu libre elección. Sui caedere —Suicidio— es la significación latina de “Levantar la mano sobre sí mismo”. Proeza de quienes aman verdaderamente la vida en el mundo, pues ya han reconocido que no hay vida posible en un mundo de mentira.
Nadie ama demasiado la vida como para levantar la mano sobre sí mismo.
Órale, muy bueno, ya te estoy siguiendo
Te invito a escuchar mi último podcast, si te gustan las reflexiones vale la pena
https://steemit.com/life/@asdrubal/analizando-la-filosofia-del-cyberpunk-ii-el-ejercito-inexistente-15-01-2018
Hola, @asdrubal hace bastante ratooooo nos seguimos xdxd. Con gusto, en lo que pueda, paso por tu podcast. Saludos.
Telita, telita un mensaje para reflexionar no solo para que miremos hacía fuera sino en nosotros mismos. Gracias crack, un paseo por tus líneas es un aprendizaje continuo. El Equipo Cervantes apoyando el contenido de calidad.
@sancho.panza Gracias a ti, crack.
Gran post @cavilacion.
Muchas gracias por leer. Un saludo.