La felicidad, la eterna Reina que tiene acumulada todas las riquezas escondidas para ser encontradas por cada uno de nosotros. Que gran verdad al escribir esto. Que dueños seríamos todos de nuestra propia felicidad, si en vez de hacernos sentir que debemos ir tras de una corona y una vez colocada sobre tu cabeza, habrás conquistado ese tesoro llamado felicidad, nos enseñaran que ya nacemos con ella, por lo tanto llévala sabiamente. Nadie nace infeliz, hasta diría que cuando un bebé sonríe las personas, sobre todos los padres se sumergen en un placer maravilloso y hasta se sorprenden diciendo ¡está sonriendo mi bebé! increíble! otros dicen eso es solo un reflejo, lo normal es que pasen más tiempo llorando porque es la manera de cubrir sus necesidades y el instinto de supervivencia, es cierto, pero, sonreír siendo un bebé para mi no es un reflejo, es la viva prueba que es lo normal cuando salimos a la luz a experimentar una de las experiencias más milagrosas como lo es nacer y la vida.

Escogí el título del post, porque cuando lo leí por las redes sociales me dije: ayyy cuanta verdad encierra eso y me pregunto ¿cuándo va a parar esa programación de no darle prioridad al derecho a ser felices desde que respiramos por primera vez? porque mientras exista un paradigma, un condicionamiento, una programación que realmente no va acorde con nuestra verdadera naturaleza, se mantiene y se repite de generación en generación. Enseñarnos primeramente a ser felices. No como prioridad: competir, tener, lograr, encajar, cambiar, esos vienen siendo resultados de lo primero. Nunca estaré en contra de superarse, prepararse, crecer y cambiar para ser mejores. Estaré es en contra de todo lo que nos impida ser felices.

Es una realidad de todos los días. Crecí escuchando cuando me hablaban sobre otras personas, basado en sus logros académicos. Y yo me preguntaba: ok ¿pero cómo es esa persona? ¿alegre, honrada, simpática, respetuosa, amante de los perros que se yo? quería saber qué la definía como persona en cuanto a lo que es no a lo que ha logrado. Porque siempre me decían Juan es un gran hombre porque es ingeniero, o Martha es médico o Rubén es abogado, pero no me decían: Juan, Martha y Rubén son muy agradables, educados, o buenos hijos, o padres, cualquier cualidad sobre su persona. Son simples ejemplos. Yo rebelde al fin a esos paradigmas y reglas de que muchas personas definen a los demás por lo que han estudiado o poseen de manera material y no por lo que son como personas, no me cuadraba y además me generaba rechazo. Por lo que siempre tuve mis dudas sobre tales conceptos y forma de valorar a los demás.

Entonces crecí muy a pesar de mis dudas pues era muy joven, creyendo y cuestionando a la vez, que el verdadero valor de una persona y lo que supuestamente la definía estaba medido en ello. Pero nadie me decía si eran felices, si estaban contentos con sus vidas. Cuando comencé a ser un adulto, fue que comprendí lo errados que estaban esos conceptos, percepciones o paradigmas en mantener eso ante la vida. Pero resulta que esos no son los valores más importantes que definen a cada ser humano, porque el verdadero camino y logro es aprender a ser felices primero. Es necesario prepararse pero más aún es que nos enseñen desde temprana edad a ser felices, agradecidos con lo que somos y vivir una vida plena de experimentar todo aquello que nos haga sentir felices y completos.

Deciden dividir en dos grupos a los niños para darle a cada equipo una tarea diferente. Cada grupo no sabrá en qué consiste la del otro grupo. Al primero, se le asigna dar de comer y acariciar a varios animalitos que estarán a su total alcance. Conejitos, hamster, perritos cachorros y gaticos. Ellos deben sacarlos de sus jaulas, cuidarlos y darles de comer y beber agua. Pueden pasar un buen rato con ellos, y asegurarse de que todos coman y se hidraten. Van a contar cuántos hay en total para luego asegurarse de que deben volver a colocarlos en sus jaulas y no dejar que se le escapen.