¿Cómo puedes cambiar la vida de un animal? Realmente cambiamos sus vidas o son ellos quienes nos la cambian a nosotros?

Quizás la respuesta sea, es mutuo el cambio, si, sin embargo más que mutuo pienso que ellos vienen por distintas razones, a enseñarnos a vivir el presente y nos suministran como una especie de antídoto para evitar o aliviar muchos males que nos aquejan.

Los perros por ejemplo son animales de compañía y domesticables pero más allá de su calor y amistad, ellos perciben todo, cuando estamos contentos y cuando estamos tristes. También son capaces de detectar quienes no simpatizan con ellos y quienes si. Lo mismo sucede con los gatos, especie muy misteriosa que absorbe las malas energías y las aleja de tu hogar, se posan en los lugares de tu cuerpo donde saben que necesitas alivio, es decir, un ejemplo: si estás mal de los riñones ellos tienden a recostarse allí para aliviar ese mal. No puedo entender cómo lo saben pero está comprobado.

Supe de una mujer que tenía un tumor en el cuello, por supuesto ella no lo sabía. Su gato, de la noche a la mañana comenzó a buscarle esa parte del cuello y le daba con sus uñitas allí, constantemente buscaba ese parte específica de ella para ejercer presión o querer mostrar algo.

Llegó un momento en que comenzó a convertirse en algo molesto e incómodo para la dueña, muy a pesar de que adoraba a su gato le pareció una conducta ya obsesiva, ya que el felino en cuestión también comenzó a maullar más seguido, sintiendo un cambio preocupante en su conducta.

Al cabo de unos días, ella comenzó a sentir molestia en uno de sus dientes, fue al odontólogo y en medio de la consulta, ella sintió un dolor punzante en el cuello, exactamente donde el gato constantemente le tocaba, le pidió la revisara y ésta notó una especie de bulto. Por lo que efectivamente le aconsejó fuese a un especialista, el cual ella recordó lo de su gato, se sintió extraña y consideró que todo encajaba de manera misteriosa.

Una vez en el médico, y sometida a todos los exámenes de rigor, le diagnosticaron cáncer, un tumor en la primera etapa que al extirparlo podría tener alta posibilidad de eliminar dicha enfermedad. El cual fue sometida a una cirugía con un resultado satisfactorio, ella se había librado del cáncer, por ser diagnosticado a tiempo.

Por lo que en conclusión el gato definitivamente intentó comunicarse porque percibió que algo estaba mal. Después de esa experiencia tan importante, agradeció a su mascota por sus constantes avisos de que algo malo ocurría dentro de ella. Hoy en día ella tiene alrededor de 67 años y su gato 9. Son inseparables. Para ella, el gato salvó su vida.

Tuve un gato llamado Leo, que en otros post lo he nombrado.No lo tuve por mucho tiempo, pero fue un gato inolvidable, por cosas de la vida, tuve que separarme de él después de un año y 8 meses.

Vivo en un anexo donde por la ventana puedes ver que da para un patio grande donde habitan gatos callejeros que son territoriales y aunque no son peligrosos no son domesticables y no aceptan gatos nuevos en esa zona, por lo que cuidaba mucho que mi gato no fuese a tratar de tirarse por la ventana y estar en peligro.

Quizás lo protegía demasiado, pues no tenía mucho conocimiento sobre su naturaleza. Hay gatos muy libres e independientes y otros prefieren la vida de hogar, aunque nunca pierden su curiosidad por la libertad, conocer y esconderse.

Mi gato no era depredador, no se metía con los insectos que entraban a mi casa, era tímido y desconfiado sin jamás ser agresivo, con las personas que no conocía, pero una vez que notaba mi interacción, se dejaba acariciar. Era como un perro, me perseguía por toda la casa y maullaba cuando le hablaba. Fue rescatado de un refugio, era el más pequeñito de sus hermanos, su madre había fallecido, era mestizo con siamés.

Lo que quería contarles de él, son dos cosas sorprendentes. Siempre que estaba triste, el se acostaba sobre mi cabeza y me amasaba no se si saben lo que eso significa, ellos hacen esa actividad desde que comienzan a ser amamantados, y muchos la sigue haciendo como una forma de mantener una conexión fuerte con los humanos. Cuando él notaba que yo estaba mal, se recostaba sobre mi cabello y me amasaba por horas hasta yo quedarme dormida.

Y, una vez, me invitó mi vecina a hablar un rato en su casa, y no me di cuenta que mi puerta no quedó completamente cerrada, por lo que al cabo de estar dos horas fuera, al regresar, mi puerta estaba totalmente abierta producto del viento y mi gato estaba en el piso acostado atento en forma de caracol, pudiendo haber decidido salir hacia el patio, escapar, o irse a jugar, o a husmear. Pues no, él estaba allí esperándome atento. Nunca olvidaré esa experiencia de aquella mirada de alivio cuando me vio entrar a la casa.

Así que existe una simbiosis entre lo animal y lo humano, nos nutrimos mutuamente. Ellos nos cambian la vida, nos enseñan, nos aman, nos protegen y pueden dar la vida por nosotros. Como sabemos que muchos humanos somos capaces de hacer lo mismo por ellos. (conocemos todos, muchísimos casos en desastres naturales).