El niño que no dejó de Sonreír

Hoy les hablare sobre algo que siempre causa polémica, o bueno, digamos que alarma siempre a las personas con las que suelo estar, y es el hecho de siempre mantener una sonrisa en mi rostro y la manera tan animada y positiva con la que me desenvuelvo con las personas

Desde pequeño siempre fui alegre, juguetón, animado y MUY sonriente, eso era algo que me caracterizaba bastante, la bolita sonriente de la familia, me la mantenía jugando y haciendo bromas con todos mis primos, amaba divertirme.

Creo que como todos (o la mayoría) sufrí de bullying, desde preescolar hasta bachillerato tuve que escuchar apodos como “Bembon”, “Mono”, “Pelo Malo”, “Mariquito”, y podría continuar la larga lista de apodos que he recibido a través de los años (aun hoy en día por mi orientación sexual tengo que escuchar comentarios hirientes sobre mí), fue algo que realmente me marco de por vida y es que los niños, así como pueden ser unos angelitos de Dios también pueden ser el mismo Satanás en persona, todas esas palabras y sentimientos de odio que lanzaban hacia mí, no entendía de donde venía, y citare algo que leí en un libro que amare por siempre.

Pienso que gracias a todos esos insultos es que soy la persona positiva que está en estos momentos escribiéndoles, y claro gracias a mi mama también, ella tuvo gran repercusión en esto, ella siempre estuvo para darme fuerzas y no dejar que me rindiera.

Recuerdo que yo estaba en 3er grado y un día llegue llorando a mi casa, había sido un día horrible para mí, en la mañana unos niños me golpearon, me quitaron mi comida y como si no fuera suficiente en el transporte escolar que me llevaba a mi casa unas niñas comenzaron a burlarse de mi TODO EL VIAJE, le pedí casi de rodillas a mi mamá que me sacara de la escuela y el transporte, no soportaba más estar ahí, ella tan bella limpio mis lágrimas y me dijo "Eres muy especial Carlitos, ellos están muy equivocados, así que ve a darles tu mejor sonrisa." Ese será un recuerdo que siempre guardare en mi corazón.

Hoy en día soy más fuerte que nunca, he aprendido uno que otro truco y ciertamente esa frase que nos enseñan todas las celebridades y famosos…

Han sido patrañas, con los años he descubierto que han sido puras mentiras y marketing, claro que nos importa cómo nos ven los demás, que piensan sobre nosotros, que dicen sobre nosotros, pero ahí es donde está la magia, tenemos el poder de darle fuerza o quitársela, siempre va a importarnos lo que piensen, pero queda de nuestra parte dejar que nos haga daño o no. Así como la palabra tiene poder, el pensamiento también y es más grande de lo que pensamos.

Tengo amigos maravillosos, soy muy feliz y no dejo que nada a mí alrededor opaque esa felicidad con la que vivo día a día, estoy agradecido con lo que tengo, con quien soy y en donde estoy, en este momento en el país donde resido está pasando por una situación económica muy fuerte, recuerdo que una vez un amigo me pregunto que como podía mantener una sonrisa en mi cara cuando el país se estaba yendo a la mierda y yo le respondí que no iba a dejar que la situación arruinara mi felicidad, no voy a tirarme en una cama a llorar y ire afuera y me comeré al mundo, saldré adelante. Y es que lamentarse es una de las cosas más inútiles en la vida (a veces me lo permito, pero solo un poco ajaja).

Creo que mi post de hoy es una invitación a que al menos una vez al dia se detengan, dejen de hacer lo que hacen, cierren los ojos, respiren hondo y miren a su alrededor y digan “GRACIAS”, sean felices, no se rindan y échenle bolas.