. - Aló, mi Pana... Aquí, llamando a los amigos para despedirme. Me voy de este maldito país. Aquí no hay nada, todo está caro, vivo arrimado con mis padres, gano poco en el trabajo, no tengo carro. No tengo oportunidades para desarrollar mi profesión. ¿Entonces para que fui a la universidad? ¡Ya no aguanto!!

. - Aló, mi Pana. ¿Como estas? Yo estoy bien. Me vine a Ecuador (aplica para Perú, Chile, Colombia, España, etc.). Bueno, vivimos 12 en un apartamento de 2 habitaciones y tenemos que bañarnos un día sí y otro no y rapidito. Pero ya tengo trabajo: entro a las 9 de la mañana y salgo a las 9 de la noche, tú sabes... aliviadito!! Soy asistente ejecutivo, todo suave, lo que más me ha costado es acostumbrarme a lavar los baños de la oficina. Ah, y que me pagan menos del sueldo mínimo porque soy venezolano; pero yo no le paro a eso porque en los supermercados hay de todo: ya me puse de acuerdo con 3 venezolanos más a ver si entre todos ahorramos y compramos un paquete de harina pan para acordarnos de nuestro país. La verdad es que es un pelo cara, pero por culpa del maldito Maduro que no le da los dólares a Lorenzo Mendoza para que produzca. Por cierto: por ahí vi a tu primo Jonaykel. Me lo encontré vendiendo helados en un autobús; me alegro que haya escapado de la dictadura. Aquí en España (o Colombia, o Chile, o Perú) lo bueno es que todo es tranquilo: no hay marchas, ni disturbios, ni delincuencia. Bueno, eso creo porque nunca veo TV porque siempre ando trabajando. Y la verdad: ¡no tengo!! Jajaja. Pero bueno, eso de la TV es una pérdida de tiempo. Pero aquí todo es chévere, todo funciona: la educación, la salud; claro: hay que pagarla. Aunque Matilde, la abogada que vivía cerca de la casa. ¿La ubicaste? Ella está aquí y trabaja de mucama en un hotel. Bueno, la otra vez se enfermó y no la atendieron en ninguna parte porque no tenía plata ni seguro. Lo que pasa es que aquí son muy correctos con eso. Menos mal que con ella trabaja de recepcionista una doctora venezolana y le recetó unos remedios. El peo fue comprarlos porque no se los vendieron sin récipe. Es que este no es el desorden de allá, aquí si se cumplen las leyes. Pero bueno, mi Pana, te dejo porque ya tengo que entregar el teléfono que es de mi jefe y me dijo que me lo prestaba si le lavaba el carro. ¡Y ya tiene rato haciéndome señas!! Y yo de pendejo que vendí mi I-Phone para hacer la fiesta de despedida cuando me vine. Salúdame a los panas. Y ya sabes: apenas te gradúes de enfermero te vienes que yo te consigo trabajo como ayudante de mecánico aquí, en el taller de un amigo. Para que salgas de abajo!! ¡En contacto...!!