Humor venezolano: una caracterización

in #spanish6 years ago

Todo marico, todo enano, todo marico.

Entre risa y risa te meten la longaniza reza un refrán latinoamericano. La risa mora con toda libertad en la vida del venezolano inclusive en sus momentos mas agrios. Para algunos es un don tal capacidad, generar carcajadas sobreponiéndose a cualquier situación. Para otros es un síntoma inequívoco de la inmadurez ya que aquí no estamos para chistecitos. Existe una manera expedita para atraerla y consta en su transformación en la burla. La misma puede tomar al menos tres direcciones, quienes la invocan a costa de sí mismos, quienes aluden alguna situación común y finalmente quienes la apuntan sin escrúpulos al otro. En el primer caso la burla exhibe un grado de reflexión que llevado al extremo puede asumir la forma típica del humor del clown. El payaso nos invita a su mundo y a su quehacer particular, su vinculación con la inmediatez es fundamental. El segundo caso muestra un viso de generalidad sugiriendo un mundo común revelándose usualmente a través del comentario. Una buena ilustración de este modo lo conseguimos en los noticieros web The Onion o el local Chiguire Bipolar: información expresada en forma de noticia la cual invita a la reflexión pública. Por último conseguimos la forma del aplauso fácil más inmediata, la burla aplicada al otro. En este caso vemos la ridiculización y reprobación del mundo ajeno, situación que ocurre comúnmente desde la infancia hasta la madurez. Una manifestación clara de esta forma la expresa la comedia de MarkoMusica, quien como otros instagramers se hizo famoso por usar una franela en la cabeza como peluca e interpretar a la “mujer típica venezolana”.

El humor, pese a su censura, funciona como una suerte de suavizante social. Desde el payasito del salón hasta la corporativización del mismo (véase Improvisto y elmostacho.com) la risa consiste en un medio para la resignificación de cualquier aspecto de nuestra vida. Por ello no ha de sorprendernos la relación íntima que existe entre la industria publicitaria actual y los comediantes venezolanos. La primera permite la amplificación e inclusive construcción del nosotros auténtico, el venezolano real, el que jocosamente sortea las adversidades de la dictadura caribeña actual. Es importante tener presente el carácter interpelativo del humor, podemos reírnos reflexivamente sin que esto implique razón como decisión, o dicho de otra manera: un chiste puede dejarnos expuestos inclusive frente a nosotros mismos. Tal cualidad expositiva se manifiesta en una expresión venezolana que ha perdido presencia frente a un anglicismo popular, el chalequeo versus el bullying. Un primer aspecto fundamental del chaleco radica en su existencia frente a un público. De tal manera, es posible trazar el movimiento exponencial del humor venezolano que va desde el salón de clases hasta el internet, sitio de la eterna audiencia. El chaleco consiste en una exposición hostil de lo que el sí mismo no puede percibir, una suerte de caricaturización in situ. A través de estas caracterizaciones muchos venezolanos construyen su identidad y su opinión en torno al mundo.

Una forma de ridiculización clásica se encuentra en la caricatura política. Durante el siglo XX todos los gobiernos se han enfrentado al humor gráfico. Inclusive la dictadura caribeña actual, en su delirio pueblo en el poder, cuenta con su propio ejército de caricaturistas dedicados a la ridiculización de la oposición. El humor por su brevedad forma de una manera inmediata la opinión pública (la fe mueve montañas pero hay que pagar) fungiendo asimismo como catarsis pública, por ello genera temor a los poderosos. Un buen ejemplo de esta ridiculización vigorosa se encuentra en el webshow Pero tenemos Patria el cual desde la forma del comentario desnuda constantemente la terrible actuación de nuestra situación política actual. No obstante, la reserva al humor político no es una cualidad exclusiva de los gobernantes, también se encuentra bien enraizada en la sociedad civil. Para ciertas personas el humor político se comprende como una trivialización o minimización de los problemas reales. Tal postura expresa como existe un tiempo y un contenido adecuado para reir. En este sentido madurar es poder controlar la risa y su invocación de acuerdo a los horarios y los discursos vigentes, por ello el humor negro es tan seductivo, se presenta como una liberación a la coerción social del momento.

Es preciso mencionar la importancia de la contextualización del humor, como la risa adquiere sentido en tramas de significado específicas. Un chiste se adecua a una situación particular estableciendo su eficacia en función a la explicación. Para algunos si el chiste requiere explicación pierde su gracia, su poder se encuentra en la sintonía que crea con quienes lo presencian de una manera irreflexiva. Para otros existen varios contextos tales como el humor inteligente y el humor niche. En el primer caso las referencias así como las situaciones se adecuan a una trama de significado intelectual o ejercicio mental. No se trata de un humor específico a una clase social sino de su presentación como una racionalización ingeniosa. En la segunda instancia encontramos una aplicación más directa, tal como marico el que lo lea. Por último, la contextualización refiere de igual manera al predominio de la imagen sobre el tono en la vida cotidiana. Uno de los vehículos actuales del humor, el meme, se presenta como la personificación de la burla segura y anónima. La seguridad se ha transformado en una propiedad del humor venezolano actual, la masificación de la ridiculización desde la comodidad del hogar, el comentario despectivo sin compromiso.

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