La chilena de Cristiano

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El gol es fácil: un pase de la muerte, con el portero vencido y el rematador completamente solo. Imposible fallar. Pero Lucas Vásquez falla. Y que suerte que lo hace, porque la siguiente jugada quedará por siempre en las memorias de quienes pagaron la entrada para ver el Juventus - Real Madrid de este martes, o los que simplemente lo ven desde casa.

Porque es de chilena, esa jugada acrobática que todo niño que sueña con ser futbolista ensaya en su habitación -con o sin balón- esperando algún día hacerla en la final de un mundial, mientras su mamá le grita advirtiéndole que puede romper la cama. Porque es de chilena, el gol que le faltaba y que tantas veces se le resistió.

Pero no es cualquier chilena. No.

Porque no es en la liga española contra un equipo que pelea el descenso; o en la Copa del Rey contra un rival de segunda categoría; tampoco contra un club que de casualidad llegó a la liga de campeones. No.

La hace contra la Juventus del posiblemente mejor portero jamás visto, Gianluigi Buffon. Y en cuartos de final del mejor torneo del mundo, cuando el partido está 1-0 y cualquier cosa puede pasar. Porque así es él: el tipo de los partidos importantes aunque sus detractores se empeñen en negarlo.

Por eso Zinedine Zidane, quien en su época de futbolista anotó muchos de los mejores goles que yo vi en mi vida, voltea al banquillo, se agarra la cabeza, mira a sus jugadores y asistentes, como queriendo buscar respuestas ante la pregunta: ¿Pero qué coño hizo? Por eso Buffon se queda petrificado mirando a sus compañeros con cara de: ¿Y qué hacemos contra eso, muchachos? Díganme: ¿Qué hacemos?

Y el público... ¡Ay, el público!

El público que hace unos minutos lo pitaba, insultaba y hasta probablemente ligaba que sufriera alguna lesión, se levanta como quien no quiere pero sí quiere y lo aplaude. Lo aplaude porque eso se hace con las obras maestras: se aplauden vengan de quien vengan. Y él, como buen artista, responde llevándose la mano al corazón y dando las gracias.

Y llegará el tercero, pero poco importa porque todos aún comentan ese gol que ya empieza a volverse viral en las redes sociales, llegando a todos los rincones del mundo. Ese gol que ya se apunta a mejor del año y, por qué no, mejor de la historia en esta competición. Ese gol que Maria Dolores dos Santos Aveiro nunca imaginó cuando hace 33 años lo llevaba en su vientre y casi toma de la decisión de abortarlo, debido a que la pobreza en la que vivía era tan grande que ni siquiera podía garantizarle la comida a sus dos hermanos que ya habían nacido.

Es otra noche mágica de la Champions League, aunque no tan parecida a las otras, pues este 3 de abril de 2018 aquel joven en el que confiara alguna vez Sir Alexander Chapman Ferguson, y que desde entonces levanta críticas -muchas veces injustas- y comentarios despectivos por su forma de comportarse, se ha ganado el respeto no sólo de un estadio, sino de fanáticos del mundo entero que lo observan y lo reconocen como lo que es: una bestia.