El aire que respiro

A juzgar por el título cualquiera diría "Esta caraja está agotando los recursos y ahora nos viene con un poema de amor", sin embargo, la realidad de este post es literalmente sobre el aire que entra desde el medio ambiente a mis pulmones y a los de todos aquellos que viven en el mismo pueblo que yo, no de alguna metáfora sobre aspirar el aliento de mi enamorado con el profundo aroma de su ser ni nada por el estilo.

Gracias a mi archi-enemig@ "LA CALOR" tuve que, desde hace unas dos semanas, cambiar mi centro de operaciones a lo más cercano (Mejor dicho casi dentro de) a la ventana por donde entra más aire y yo estaba segurísima de que había triunfado, le había ganado la batalla a la naturaleza, al cambio climático, a las teorías de probabilidad y estadística. Y aunque en realidad la situación del calor de mi cuerpo y del procesador de la llaguita desde la que les escribo, mejoró en un 90", descubrí un nuevo nivel de la consecuencia que tiene mi cercanía a tantas toneladas de arena y cemento.

Resulta que, tengo de vecinos lateral y frontal nada más y nada menos que dos enormes construcciones y a pocos kilómetros una cementera a la que no le funcionan los filtros desde hace mas de una década.

Siempre ha sido un reto mantener mi casa limpia por más de doce horas gracias a esto porque si cierro las ventanas me calcino. Sin embargo no había medido la cantidad de TIERRA que me estoy tragando aquí sentada hasta que empezó mi batalla con el escritorio y todo el hardware que se apoya en él. Para muestra un botón:

Aunque no se pueda creer, esta foto con sólo 7 horas de diferencia es mi día a día y como ese pedazo del monitor es donde mejor se refleja la tierra fue el único que utilicé para darles un ejemplo. Todas las mañanas, aunque la ventana y cortina pasen la noche cerradas, debo religiosamente limpiar todo el terreno y lo mismo al menos unas dos veces más si no quiero que se me dañen todos los aparatos.

Si me aparto de la computadora un par de horas, al volver y usar el mouse, pareciera que lo manejara en un terreno para camionetas 4x4, sin mencionar que yo quedo con el cuerpo arenoso por todas estas partículas que se me van adhiriendo durante el día. Es un milagro que yo no sufra enfermedades respiratorias como es el caso de casi TODOS en la ciudad donde vivo.

Aunque este es un problema de años, a mi parecer se ha agravado desde hace unas semanas para acá, y ahora que yo vivo, me levanto y me acuesto sólo pensando en eso, es muy probable que mañana amanezca con una tocecita y de aquí al lunes esté buscando budesonida desesperada, porque así de fuerte es el poder de mi mente.

Sin embargo estoy considerando dejar de amargarme tanto y recolectar suficiente tierra para terminar de arreglar la planta que me regaló mi madre en contra de mi voluntad con la excusa de que "Tienes que tener algo vivo en la casa, Silvia". Supongo que bajo el argumento de que yo no cuento porque ya estoy muerta por dentro (?)

La única cosa viva en esta casa y yo la estoy matando al desechar la tierra limpiandola y no echarle la que necesita