Bitácora personal 08042019: El machismo inconsciente, una cuestión cultural más difícil de combatir de lo que parece.

in #spanish5 years ago


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La semana pasada, Armando Vega Gil, un prolífico escritor, y bajista de una de las bandas de rock más antiguas y reconocidas de México, Botellita de Jerez, se suicidó. Yo que hace años no escucho radio ni veo televisión me enteré por medio de una amiga, y pensé que bromeaba cuando me lo dijo, hasta que me mostró en su teléfono como varios sitios reportaban la noticia.

La verdad es que nunca fui muy aficionado de Botellita de Jerez, pero si lo era de Vega Gil por su faceta de escritor, tenía un estilo irreverente de lo más divertido que me encantaba, así que ya en casa me puse a leer algunas de las notas que abundan en medios sobre el tema y acabé más sorprendido que al principio al enterarme mejor de los pormenores del lamentable suceso.


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Resulta que Vega Gil en su carta de suicidio, de la que incluso subió a su cuenta de Twitter, revela que se suicida ante la acusación anónima de una mujer que afirma que sufrió acoso de su parte cuando apenas tenía 13 años.

Al no poder carearse con la persona que lo acusa para poder defenderse, Vega Gil, quien según algunas fuentes se encontraba deprimido porque no lograba conseguir trabajo, y padecía además de tinitus, un padecimiento común en los músicos que se caracteriza por un zumbido permanente en los oídos, decide quitarse la vida, una que tal acusación había aniquilado, ya que conocedor de la naturaleza de la sociedad mexicana, sabía que siempre cargaría con el estigma de la acusación en cuestión.

Dado que Vega Gil había dado un giro a su trabajo como escritor enfocándose en el público infantil y juvenil, ya con varios libros infantiles publicados, sabía que ninguna editorial lo contrataría a partir de la acusación anónima ya mencionada, y que su vida como escritor, y la que le daba sustento y que luchaba por conservar como su principal fuente de ingresos, desaparecía de tajo.


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La acusación que detonó el suicidio del escritor se hizo pública a través de una cuenta de Twitter del movimiento #Me Too, a través del cual se denunció en los Estados Unidos a conocidos magnates de Hollywood y actores famosos como Kevin Spacey, y que ahora ha cobrado fuerza en México.


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La muerte de Vega Gil ha puesto la mirada de los medios en este movimiento en México y la manera en que este presenta las denuncias, y muchos programas de análisis han abordado el tema, siendo uno de ellos ‘Tercer Grado’, y viendo este me llamó muchísimo la atención como se generó a partir de intervenciones de Denisse Merker, la única mujer en el panel, una serie de reflexiones muy interesantes, apoyadas en hechos recientes en el país, que dan que pensar.

¿Por qué tuvo que darse la muerte de una persona reconocida, un hombre, para que finalmente se hablara de un movimiento de denuncia de las mujeres a través de Twitter?, ¿no era suficientemente importante por si mismo un fenómeno de denuncias de mujeres abusadas por hombres? Da que pensar que haya que tenido que suicidarse un hombre reconocido para que el tema finalmente llamara la atención. ¿Es más relevante el suicidio de un hombre, culpable o no, que los abusos que sufrieron muchas mujeres?

Y así como estas, nos podemos hacer muchas otras preguntas en el mismo tono. Y es que todos podemos ser antimachistas, todos podemos ser pro equidad de género, pero ¿en realidad lo somos? ¿No será que creemos que lo somos pero en realidad seguimos alimentando al mismo monstruo que queremos combatir? Le decimos a nuestros hijos que respeten a las mujeres, pero al mismo tiempo nos sentimos orgullosos si resultan rompecorazones que cambian de novia cada 3 meses. Queremos crear mujeres fuertes e independientes pero de niñas lo único que le enseñamos que deben ser una princesas, unas damitas siempre bellas.


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Queremos hijos más sensibles pero apenas lloran los reprimimos Queremos mujeres más fuertes pero al menor llanto acudimos a su auxilio. ¿Por qué seguimos regalando armas de juguete a los niños? Juguetes que implican violencia, lucha por el poder, por el dominio de los otros. ¿Por qué seguimos regalando muñecas y juegos que permiten jugar a la casita a las niñas? Juegos que las programan desde sus primeros años a dedicarse a los otros, al servicio, y no a la independencia.


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¿Por qué las mujeres, por independiente que sean, siguen por lo general buscando una pareja que les brinde seguridad? No es gratuito que muchas mujeres exitosas sigan solteras, y si bien en parte es por falta de pretendientes que se sienten menos ante ellas, es también en parte porque siguen buscando un ideal que algunos científicos dicen tiene orígenes más biológicos que sociales.

Vivimos en un mundo de hombres, construido para hombres por hombres, pero esos hombres fueron criados principalmente por mujeres, no por hombres, ¿qué parte de culpa tiene entonces la mujer en la existencia de esa realidad que combate ahora en busca de una mayor equidad?


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Si entendemos eso, y que es el machismo, todos podemos ser antimachistas y de manera consciente combatirlo, ¿pero no será que a la vez de manera inconsciente seguimos perpetuándolo? ¿Cómo sociedad, en el fondo que tan machistas somos? Puede que más de lo pensamos y no nos damos cuenta, y eso no solo es preocupante, es alarmante.

Así que como digo al principio de este post, después de pensarlo un buen rato, y hacerme muchas preguntas similares a las ya expresadas en el este texto, he llegado a la conclusión de que el machismo inconsciente, ese que está ahí sin que nos demos cuenta en muchísimos pequeños actos de nuestro día a día, puede ser mucho más difícil de combatir de lo parece… ¿ustedes que piensan?

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.

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©bonzopoe, 2019.

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