Programados para no ser solidarios, programados para dar poco más que limosna.

Recientemente me he planteado si las personas estamos realmente programadas para ser solidarias y si realmente estamos listos para recibir solidaridad, concretamente en occidente. Sin lugar a dudas, creo que las personas tenemos internamente arraigado el egoísmo, como forma de ser. Es la única explicación a lo que podemos ver cada día, los ricos cada vez más ricos y los pobres, pues igual de los pobres. No pidas que una persona con mucho dinero done todo su dinero o lo reparta entre la gente y se quede con una cantidad de dinero que le dé para vivir de manera tranquila durante su vida, con comodidades, pero sin ostentación, no, eso no es viable, porque estamos hechos para ser egoístas y despreciar la solidaridad.

La primera acepción de caridad es ‘Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.’, lo cual indica claramente que no tiene connotaciones negativas, al contrario, se trata de ayudar a nuestro amigo o vecino o familiar que pasa por un mal momento en durante una coyuntura temporal. No nos preocupamos del que tenemos al lado y muchos, para acallar la culpa o las voces que luchan contra las voces del egoísmo, dando una limosna para acciones fuera de nuestra zona, para combatir el hambre en el tercer mundo o bueno, para hacer ver que la combatimos, porque luego es al contrario, la potenciamos, dándoles recursos y ayuda, pero realmente lo que hacemos es esclavizarlos un poco más, darles algo y cobrarlo en el futuro. Solo tenéis que preguntarle a Google que son los Diamantes de Sangre o que es eso del Coltan, que tienes en el Smartphone u ordenador que estas usando para leer esta entrada.

Si, somos egoístas y cuando nos intentan ayudar, la despreciamos, porque también somos soberbios. Hace unos días saltaba una noticia que indicaba que Amancio Ortega había donado una gran cantidad de dinero para material e investigación contra el cáncer. Me sorprende la soberbia de profesionales, asociaciones y pacientes, que rápidamente salieron a decir que no querían su caridad. Es curioso ver como una persona da una gran cantidad de dinero para una buena causa y se le desprecia de tal manera. Cabe destacar que si no fuera por los injustos recortes en sanidad, los recortes en investigación y los recortes en prácticamente todo no haría ninguna falta que esta u otras personas que han conseguido hacer su negocio rentable y prolífico, dieran caridad para luchar contra una de las mayores lacras del S. XXI, como es el cáncer.

Es curiosa la doble moral de asociaciones, profesionales y pacientes, que luego salen a la calle para recopilar dinero para combatir esta y otras enfermedades, con huchas y te piden una contribución, pequeña o grande, según puedas, ya sea 1€ o 5€, da un poco igual, porque eso si está bien visto, pero si son unos cuantos millones, ya la cosa cambia, por lo visto. Es curioso como pequeñas cantidades se consideran caridad y grandes cantidades limosna. El ataque, no digo que justificado o injustificado a Amancio Ortega pasa por que primero debería pagar los impuestos que tocan en España y luego ya deberíamos hablar de donaciones, perdón, limosnas. Todo esto mientras unos cuantos se han llevado miles de millones públicos o se rescata a la banca, con el dinero de la sanidad para curara el cáncer y el de la investigación de esta enfermedad. Claro, no debería sorprender, es España.

Esto me lleva a afirmar que somos egoístas, por naturaleza y aquí que comparte lo que tiene con gente que lo necesita, solo es una persona con afán de protagonismo y un claro acto de egolatría. No debemos dar nada a nadie, cada uno que se busque los medios para conseguir lo que quiere, al final, el sol sale para todos, así que aquel que no se busca el futuro, que no vaya mendigándolo. La gente que lo pasa mal, lo pasa porque realmente quiere, porque no ha querido estudiar, labrarse un futuro y trabajar, que no nos engañen con la crisis, que no nos mientan en la cara. Aquel que quiere se levanta por la mañana y trabaja en lo que sea, pero es mejor pedir limosna o en su defecto quejarnos y clamar a los cuatro vientos lo solos que nos ha dejado la sociedad.

Repartir, una persona que gana dinero y tiene la posibilidad, su dinero con los demás debería ser una obligación moral, porque lo ha ganado ilícitamente, levantándose durante años a las seis de la mañana, llegando a casa a las nueves de la noche, con tiempo de besar en la frente a su hijo antes de dormir. No pidamos que esta persona ayude a quien lo necesita, con una ayuda económica o dinero, que de una limosna, para después lapidarle en público. No defiendo ni digo que todo esté bien, pero debemos tener en cuenta que cuando se da dinero, no es dinero lo que se da, es ayuda, ya que yo puedo saber mucho de las margaritas del campo, pero nada del cáncer, entonces, será mejor dar limosna a un investigador, que gastármelo en un coche nuevo o hacer un viaje de lujo. Aunque, la sociedad nos hace egoísta, con estas actitudes.

¿Cómo y cuando hemos llegado hasta este punto en el que poder decir que realmente el ser humano es egoísta y solo da limosna para acallar su conciencia?