En medio de todas las condiciones adversas que vivimos en Venezuela, procuro regalarme momentos de paz y de sosiego, momentos para compartir con gente muy querida, momentos necesarios para continuar en el camino, siempre con una sonrisa.

Uno de esos momentos que más disfruto, que me da paz y me relaja, es cuando cuido mi jardín. Me encanta regar las matas, abonarlas y disfrutar de la bendición de poder tener muchas en casa, las tengo por todos los rincones y cuento con suficiente espacio para tener jardines internos y externos.

En estos días, regarlas con suficiente agua se ha convertido en una calamidad porque no tenemos agua directa de las tuberías, sin embargo, no les falta. Tengo un saco de botellas de refrescos para recolectar agua exclusivamente para ellas.

Así, una mañana, mientras las estaba regando con las botellitas, descubrí una sorpresa. Una extraña flor que salía de una planta que jamás imaginé que podía dar flores. Esta planta es una especie de cactus, de hojas gruesas y largas y de allí sale la flor. Observen estas primeras fotos que le tomé:

Esta es una planta de la familia cactacea, de la especie Epiphyllum oxypetalum, conocida como Cactus orquídea en España; Flor del baile, en Colombia; Galán de noche, en Guatemala y El Salvador; y Dama de noche o Reina de la noche, en Argentina y Venezuela.

Lo más sorprendente de esta planta es que las flores son grandes, de color blanco, perfumadas y duran solo una noche. Yo no podía perderme ese espectáculo, así que estuve haciendo vigilia, hasta tarde en la noche, para verla abrir sus pétalos, disfrutar de su aroma y tomar fotografías para guardar el momento.

Valió la pena la espera, yo estaba muy emocionada y feliz de poder ver esta bendición en mi jardín. Les dejo algunas de las fotos que tomé para que ustedes disfruten esta belleza.