Mi introvertida adolescencia. Cómo crecí personalmente

Durante esos años, tuve muchos conflictos conmigo misma, tenía muy bajo autoestima, era muy insegura y, por ende, dudaba de la mayoría de las cosas que se me presentaban. Así mismo, me costaba mucho tomar decisiones y confiar en los demás.

Había días que me sentía muy feliz conmigo misma y sentía que podía comerme al mundo pero al enfrentarme con ese mundo... PUFF, ¡me estrellaba! Otros días me sentía muy insegura, débil, dudosa, desconfiada, en fin... Muy mal.

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A demás de eso, era MUY penosa, cada vez que me tocaba realizar alguna exposición en una clase al frente de mis compañeros o en algún escenario era todo un conflicto para mí; los nervios en ese momento se apoderaban de mi ser, mi respiración se aceleraba y empezaba a dudar mucho. En varias ocasiones se me olvidaba lo que me tocaba decir debido a eso.

Sin excluir el hecho, por mi misma inseguridad, que me importaba mucho lo que los demás pensaran u opinaran sobre mí. Por ello, me cohibía de hacer u opinar muchas cosas que en realidad quería hacer o decir.

En fin, no me gustaba para nada como era en ese momento ya que quería dejar de ser insegura pero no sabía cómo.

Al terminar mi etapa de bachillerato, a pesar de mis “conflictos internos” pude de decir que, gracias a mis amigos, fueron buenos años. Claro, lo mejor fue al graduarme y ser ¡Bachiller!

Ya había terminado esa etapa y ahora es que comenzaba mi vida como tal…

Y entonces llegó la pregunta de los 1000 euros: ¿y ahora qué?

Tenía muchas dudas (como cosa rara), de qué carrera quería estudiar en la universidad y qué quería ser cuando fuera grande. Solo estaba segura de una cosa: quería estudiar en la Universidad de Los Andes (ULA).

Ésta es una de las mejores universidades de Venezuela, de la cual han egresado grandes profesionales reconocidos a nivel mundial. Era mi meta estudiar ahí.

Nunca se me va a olvidar que en una clase del colegio, en el último año de bachillerato (5to año), estábamos charlando con el profesor acerca de qué queríamos estudiar. Él nos preguntó a todos, uno por uno. Mientras los demás hablaban yo estaba pensando qué decir. En mi mente tenía gran confusión y no tenía idea de que decir. Sabía que quería estudiar alguna carrera afín a los números porque era lo que me gustaba. En eso pensé en ingeniería.

Cuando tocó mi turno, podrán imaginarse cómo estaban mis nervios. Así que fui honesta y dije que aún no sabía lo que quería estudiar, que lo único que sabía era que quería estudiar en la ULA. Había tensión en el ambiente y él le agregó más al decir con una pequeña risa y un tono de burla

-¿Y usted que no sabe lo que quiere estudiar pero si en dónde? Normalmente las personas que son así tienden a fracasar y no llegar muy lejos.

En ese momento, era muy insegura así que imagínense de la forma en que eso me marcó. Al llegar a mi casa me sentí muy mal, lloré. Pero no me fue algo que me detuvo. Con la inseguridad que me dio y la impotencia que se juntó, me prometí no ser así y demostrar que sí llegaría lejos.

Luego de eso, me decidí a buscar información sobre carreras universitarias y, en esa investigación, me llamó la atención Arquitectura, así que opté por presentar la prueba de admisión en la ULA para esa carrera.

Tuve que irme al estado Mérida, en donde está la sede principal y sus facultades. Me fui con un mes de anticipación. Me afectó mucho el hecho de estar lejos de mi mamá y mi hogar. A pesar de eso, en ese mes me preparé y estudié mucho para la prueba. Realmente me sentía bien preparada para presentar la prueba.

El día de la prueba estuve muy nerviosa y emocionada a la vez. Cuando llegó la hora del examen, lo hice. Muchas preguntas las respondí, otras no: no sabía qué responder. A los tres días, ya estaba en mi hogar. Salieron los resultados.

Al saber mi nota, sentí una gran decepción y me deprimí mucho... No lo logré.

Los días siguientes lloré mucho, me sentí decepcionada de mí y muy triste.

Ya no sabía qué hacer.

Le pedí a Dios que me ayudara y me guiara, en lo que fuera mejor para mí.

¡ESTO CONTINUARÁ EN UN SEGUNDO POST! Espero que me sigan leyendo y puedan aprender de mi experiencia.

Con cariño, Astrid L.