Cosplay // Poema

El siguiente texto forma parte de mi libro "Sueños húmedos de un maldito Freack"
de venta en : http://www.lulu.com/shop/asdr%C3%BAbal-ram%C3%ADrez-carrillo/sue%C3%B1os-humedos-de-un-maldito-freack/paperback/product-21879175.html
Fuente de la imágen
https://www.instagram.com/anissacosplay

:https://www.instagram.com/anissacosplay

Cosplay

No es fácil ignorarla. Si estuviera en cualquier otro
lugar, sería la protagonista de una lapidación moral.
Pero está aquí, y todo indica que aquí es dónde debe
de estar. Ella sonríe, no se nota si es artificial su
sonrisa; por una parte, casi todo en ella es artificial,
se ha enrojecido la piel, no solo las mejillas, también
los muslos y los hombros, las piernas y el pecho;
tiene una peluca (más cara que su teléfono y
sorprendentemente realista, pero de un tono rosado
que ningún ser humano posee al nacer), y unos
pupilentes de color guinda. Por otra parte, el sol le
pega directamente en toda la piel que tiene expuesta,
algo así como el ochenta por ciento, si no es que más.
Pero puede ser que sonría por pura alegría, después
de todo tiene lo que quería: todos la miran y le piden
fotos. Es evidente que no es profesional en cuanto a
posar se refiere; la costura y diseño no nos consta
que sean de ella, pero, ¿qué más da?, es el alma de la
calle; ni si quiera has entrado a la convención y ya
estás haciendo bola para admirar su cosplay.
Se escuchan voces a lo lejos. Ella cierra los ojos con
hartazgo. Sigue sonriendo.
Lo que he de agradecerles a todos los cosplayers es
que deciden transformarse (en la medida de lo
posible) en un fragmento de otro mundo, un mundo
imaginario en el que sus personajes existen, para
convertirse en un vínculo viviente de ambos mundos.
¿Por qué?, tal vez porque pueden. Tal vez porque,
inconscientemente, ese vínculo necesita existir,
aunque sea de la manera más artificial posible.
Aunque algunos griten. Aunque todos le aclamen.
Aunque muy en tu interior sabes que lo único que te
atrae hacia ella no es su figura, ni la labor de su traje,
sino la ganas que tienes de pensar (muy dentro de tu
ingenuidad) que aquel ser que reconoces es real y te
permite tomarte una foto con ella; ¿para qué?, para
demostrarte a ti mismo que por lo menos un trozo de
aquellos mundos trasciende a tu realidad.
Al final no tiene nada de extraño que esta generación
utilice cualquier pretexto para disfrazarse; todos se
disfrazan, TODOS…o ¿acaso de verdad el Real
Madrid tiene tantos jugadores radicando en mi
colonia?, o ¿de verdad todos en el mundo son
idénticos a sus fotos de perfil?
Existe una especie de obsesión en la sociedad por
conjuntar y separar. Aquellos que dicen que los
cosplayers no son verdaderos otakus deben entender
una cosa: nadie es un verdadero nada. Ni los góticos
son vampiros, ni los fanáticos, jugadores
profesionales, así como vestirte de polo no te hace
criminal ni ponerse un zarape te hace guadalupano.
Los flashes seguirán hasta el infinito, de ser posible;
la humanidad festejaría si ella nunca se moviese de
esa plaza, si su maquillaje nunca se enviciara y su
piel siempre estuviera fresca, que el sol no le
quemara, y el almidón del traje jamás se derrumbara;
la humanidad festejaría que ella fuese una escultura
viviente, interpretando un guion, danzando, pero en
escenas cortas, pausadas, posando para las fotos y los
videos, los reportajes, las entrevistas -entrevistas
mudas-. Sería una epopeya en vida, y los académicos
hablarían del acto como arte. Pero no. Ella cesará
antes que los flashes de las cámaras, y terminará el
día con deshidratación leve e irritación ocular, y una
sonrisa en el rostro....
Es todo más complejo cuando
hacemos énfasis en que sonríe.