Arizona (Writer)

in #spanish7 years ago

Este cuento forma parte de mi libro "Dieseliro", de venta en lulu.com, es también el cuento del que está inspirada la portada, 16649395_10208692016873994_8818575815110573597_n.jpg
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Arizona (Año 16 a.d.D)

No hacía calor, pero Arizona estaba acostada en el piso con el ventilador encendido, en bra y tanga. Así le gustaba pasar sus tardes, conectada de oídos a las pistas bineurales* que le recomendaban sus amigas. “Con esta juras que vuelas, pero espérate a que pase rato, no es de luego—luego, la primera vez el efecto te llega a la media hora, después con tres minutos ya estás entrada, pero cierra los ojos y relájate. Mira, con esta sientes que te has metido medio pomo de vodka. No pasa nada, mientras no sea más de tres veces al día no te haces adicta”. Eso de las tres veces al día había sido un mito que se rompió muy pronto; aún así, Arizona cuidaba no pasarse de las cinco veces, tres si la rola estaba muy larga. No quería volverse adicta, además debía cuidar el dinero. Las dos primeras fueron gratis, pero después debía pagar al final de cada canción. Escuchar la pista Flying Dreams era lo que más le gustaba. No le entusiasmaba ni su carrera técnica ni salir a curiosear; todos los chicos salieron a la guerra y sus amigas eran poco menos interesantes que un coco de goma que baila cuando le aplaudes. La vida adolecía de entusiasmo. Sentir que volaba, aunque fuera sólo causa de su droga virtual era su consuelo. Sus padres no pudieron comprarle sus alas, así que le regalaron ese reproductor que la haría volar hasta que juntara lo suficiente para comprar el chistecito de moda. La suave sensación fue interrumpida por el sonido de la puerta al ser abierta.
—Vístete, ya nos vamos. Le dolió mucho dejar de sentir el vuelo y regresar a su vida enmaletada. Puso pausa. Terminaría de escuchar en el viaje; su padre hablaba poco. Le diría que tenía sueño o lo que fuera. Había aprendido a concentrarse en la pista, tal vez la muchedumbre que se autocompactaba violentamente en el metro no la distraería si se esforzaba lo suficiente.
—¿Segura que quieres irte así, mija? Llévate un suéter, ya tansiquiera, ¿Segura que no te quieres quedar?, de comer no nos falta, en Nayarit sólo estarás esperando a ver cuándo te caen con las granadas. ¿Y los pescadores?, ¿qué tan segura es esa carretera?
—Ya te dije apa, voy a estar en la ciudad, ni siquiera veré las balaceras, chance y hasta pueda ayudar a mi hermano, si lo encuentro, (ojalá que no, ojalá que no llegue al hospital). Del suéter, no hace falta, de igual modo, me darán mi uniforme, sólo llevo ropa limpia de civil para cuando regrese. No esperó respuesta, se conectó al reproductor y cerró los ojos. No quiso hablar del peligro de ser pescada, pues no sabría cómo atenuarlo. Primero media hora en el suburbano, después seis estaciones del metro. Con menos práctica hubiera sido imposible resistir los frenones del vagón, los gritos, las mentadas de madre, los ambulantes…pero ya le había agarrado el modo. Durante su viaje, voló.

No es que un año de enfermería técnica fuera suficiente para atender a los heridos de guerra, de hecho no lo era, y ella lo sabía, pero a falta de enfermeras, o a sobra de heridos, la recibirían. “Sólo te libras de la pescada y ya la hiciste, te pagarán en cuanto termine, ¿qué tanto puede durar?, podrás comprarte tus alas, unas chingonas, no como las de las fresitas del salón, pinches alas de tres mil ameros, son el puro yetpac*. Es cierto que las alas son de adorno, pero sin alas parece que se lo robaste a un jura". De algún modo era por el dinero, de algún otro era por encontrar a su hermano, aunque no quisiera verlo herido; tal vez lo hacía por defender a los otros, por ver chicos de su edad, hacer algo… Siguió volando incluso cuando su padre le tocó el hombro para ofrecerle un rosario.

—Es de tus XV, te lo traje para que te traiga suerte. El efecto seguía. Siempre pasaba, se iba a los pocos segundos de quitarse los audífonos. Miró por la ventana para evitar que su padre le viera el rostro alterado.

—No, pueden pensar que soy reformista, lo siento. Que el efecto siguiera le preocupo un poco. “Ya lo he hecho siete veces seguidas. No hay pedo, sólo detente si al quitarte los audífonos sigues en el viaje. A Tania le pasó que empezó a no quitársele y terminó con vértigo en la ambulancia. Sus jefes no se dieron cuenta, me tocó sacarla a mí y decirles que lo pálido era del susto de que nos habían asaltado en Neza”, recordaba en segundo plano, siempre dejando el fluir de las notas bineurales en primero. Pero lo que aquellas decían igual y era para hacerla de emoción, las drogas virtuales adolecían de esa emoción extra de las drogas tradicionales que la guerra había extinguido. Llegaron a la terminal. De no haber tenido aún el efecto del vuelo, se habría dado cuenta de la discreta pistola que otra pasajera recibió de su padre tras ella. “Por si te pescan en la carretera”, fueron las palabras que no escuchó. Arizona entendía poco de la guerra, apenas recordaba su origen: durante meses sólo vio encuestas: un mapa dividido en dos. Recordaba únicamente dos elecciones, pero, según su padre, la diferencia aumentaba cada vez más. “Si tan distinto pensamos, deberíamos dividirnos y que cada quien tenga el gobierno que quiere”. En su momento le había parecido buena idea, antes de que salieran exiliados de Tamaulipas, antes de que se delimitara la frontera, antes de que Nayarit y San Luis Potosí estuvieran en disputa, antes de que su hermano se fuera a defender su voto, antes de ver a los soldados volando sin alas, alas que soñaba… Ya estaba desconectada. La conmoción del abrazo y los buenos deseos le quitaron la preocupación por su vuelo que no terminaba. Siguió conectada en el camino para evadir el recuerdo, para evadir los pensamientos de peligro. Las conversaciones de las otras ayudaron a que le cayera el veinte. “Hoy ganaron Zacatecas. Tranquila, no pasa de que nos lleguen más heridos, a la ciudad no la atacan, menos Tepic, sólo las fronteras con Sonora.” “¿Y si sí?” Pero las horas volvieron a ser de vuelo y no de viaje, después de vértigo, y no de vuelo. Primero se desconectó y cuidó abrazarse discretamente al asiento, después intentó tranquilizarse contando el número de veces que había escuchado la canción. Resultó peor. Se autocontuvo lo más que pudo, pero terminó por ponerse de pie, aferrándose fuertemente a las tuberías pasamanos.

Pediría ayuda al chofer, tendrían que perdonarla si perdían unos cinco minutos en ella. Eran enfermeras, o por lo menos pretendían serlo, tenían que poder hacer algo. Escuchó los murmullos. No entendía. “Perdón, perdón”, intentaba articular. Sólo las veía mirar ajenamente a la ventana. Entre las lágrimas veía los rostros aterrados; algunas rezaban, otras les reprendían, el resto miraba a la ventana y se ocultaba después. El dolor le hacía cerrar los ojos, pero los abría para evitar caer perdida en su sensación de vuelo vertiginoso. El camión se detuvo. Pensó que ya alguien había avisado de su estado. Corrió hacia la puerta; sólo esperó verla abrirse para explotar… Al abrir los ojos vio al pescador al pie de la puerta empapado en vómito con las armas apuntando arriba y expresión de asco, después escuchó el cañonazo salido desde el autobús. Sangre. “¡Arranque!, ¡nunca están solos!, ¡arranque, arranque!” gritaron atrás. La puerta se cerró. El arrancón la hizo llegar al piso.


**Policiía
***Jet Pack

  • Efecto descubierto por el científico Wilhelm Dove en 1839 que se produce en el cerebro cuando un oído escucha determinados sonidos que se encuentran en una frecuencia muy cercana a la frecuencia en la que está escuchando el otro oído, sólo que un poco más baja; corresponden con las frecuencias de las ondas cerebrales: alpha, beta, theta y delta. Mediante un proceso cerebral denominado frequency following response las ondas cerebrales tratan de encontrar y seguir la misma onda que la frecuencia del sonido que estamos escuchando. De esa manera se estimulan zonas específicas del cerebro.

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Muy bueno, entendiendo todo por que soy mexicana, jaja, incluso la música binaural, que sinceramente me encanta desde hace algunos años, tristemente me hizo sentir que todo ésto no está lejos de la realidad que hoy se vive en el país...
Un abrazo @asdrubal!

Tristemente lo más lejano son las alas.
Muchas gracias por leer
Luego me invitas a León a escuchar pistas bineurales
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Woh, esta genial, tenías razón cuando dijiste que a lo mejor me gustaría :'D

que bueno que te gustó, n.n

muchas gracias por leer

Qué intenso y buen cuento. Parece ser de este tiempo o en un futuro cercano. Me recordó un poco la película de Sleep Dealer de Alex Rivera.
¡Saludos!

Wow, me encantaría conocer esa película.
Así es hermano, la pensé como una historia que se desarrolla en un futuro cercano. Aunque la escribí en 2013.
Gracias por comentar image

Estas son el tipo de historias buenas, pero que te ponen un poco los pelillos eléctricos..
(vi la película que anda en youtube según completa por si te interesa, un día de vagaciones)
¡Saludos!

Saludos.
Y muchas gracias por leer

Un cuento bastante entretenedor... Un upvote por este bello trabajo...

Muchísimas gracias.

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