Crisis y Progreso

En sintonia con la reflexión citada, entre los aprendizajes y cambios que nos impone la situación que actualmente atraviesa Venezuela, espero se generalicen medidas que, aunque implementadas forzosamente ante las condiciones del sistema de salud y la situación económica, responden a exigencias modernas, sustentadas en evidencia científica, proponiendo las ventajas de la humanización del parto, la protección a la lactancia materna, y la preferencia del método canguro para bebes prematuros.

En cuanto a la humanización del parto, aún hay mucho camino por recorrer en términos de educar a la colectividad en cuanto a derechos de la madre, el padre y el niño o niña. Asimismo, en cuanto a la formación de los profesionales de salud y auxiliares, hasta que se comprenda que la humanización del parto, entre otras, no es una moda, ni un planteamiento alternativo o "hippie", sino una exigencia internacional que se corresponde con las recomendaciones de la Organización Mundial para la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF); exigencia que ya empiezan a contemplar algunas legislaciones internas, en virtud de sus múltiples beneficios.

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Así, por ejemplo, la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, dispone el alojamiento conjunto de la madre y el recién nacido, y la protección a la lactancia materna, protección que posteriormente fue regulada por una Ley especial.

Aunado a lo anterior, las actuales condiciones del sistema de salud venezolano, con un déficit creciente de personal médico y auxiliar, con insuficiencia y deterioro de las estructuras hospitalarias, y con aún más acentuada falta de insumos médicos, deja en evidencia, entre otras cosas, la conveniencia de contar con doulas formadas, recurso que en países como Noruega, permite destinar la atención médica a los casos que realmente lo ameritan, disminuyendo paulatinamente la altísima tendencia que existe en el país de medicalizar el parto.

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Igualmente, incrementar la promoción y el apoyo a la lactancia materna, aprovechando la coyuntura económica, influiría enormemente en la disminución de la tasa de mortalidad infantil, reflejándose también en mejores índices de salud materno-infantil, sin perder de vista que optar por esta forma de crianza, que excede la alimentación y trasciende a lo emocional o psicológico, reportaría un importante ahorro para las familias que cada vez ven más mermados sus ingresos.

En cuanto al método canguro, considerado uno de los más importantes avances médicos de la modernidad, al que próximamente destinare una publicación, propone sustituir las incubadoras por el contacto cuerpo a cuerpo con la madre, el padre y hasta con los hermanos, disminuyendo considerablemente la estadía hospitalaria y reduciendo las complicaciones neonatales.

De modo que, posiblemente uno de los cambios más importantes que nos dejará la crisis es la implementación de estos parámetros en materia de atención médica y salud, en beneficio de la infancia, la familia y por ende, de la sociedad.

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IAO