camino

Hoy es lunes. Intenté cruzar y tropecé con una piedra. Se lo he dicho a todo el mundo, pero nadie la ha visto. Insistí, aún así no hubo persona que la lograse identificar. No lo comprendo, estaba allí. Lo vi con mis propios ojos y me caí sobre mis propias rodillas. Me dolió y me rasguñé. Nada que una pomada no pueda curar. Sin embargo, le he dicho a todos que no puedo seguir el camino. Es muy complicado, ¿acaso no lo ven? No, claro que nadie lo ve. Nunca lo ven. Lo puedo describir a la perfección: sin fines de piedras, igual a la que tropecé; un par de huecos; además, se ve a lo lejos una lluvia torrencial y no llevo paraguas. A veces envidio a los demás y la capacidad de evadir todos esos obstáculos, avanzan como si no existiera. ¿Cómo es eso posible? Intento dar un paso, dos... Todo marcha bien pero me detengo en seco. Un hueco, ¿debería rodearlo? ¿Saltar? Un sentimiento ansioso me recorre el cuerpo y retrocedo tres pasos. No, no puedo. ¿Como es posible lograrlo? He de necesitar alas, solo así podré llegar al final sin lastimarme. O quizás...

El lunes, intentaré cruzar de nuevo el lunes.